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ELECCIONES EE UU 80

Carter y Reagan mantuvieron un duelo de hora y media ante cien millones de espectadores

Francisco G. Basterra

América ha decidido ya, muy posiblemente, quién será su futuro presidente para los próximos cuatro años, sobre la base de la actuación de Jimmy Carter y Ronald Reagan en un debate televisado de hora y media de duración, transmitido por las tres emisoras principales de la nación, que concluyó a las cinco de la madrugada de hoy (hora de Madrid). Un sólo error, como el que le hizo decir a Gerald Ford ante el país, cuando discutía con el aspirante Carter en 1976, que «Polonia no está bajo el dominio soviético», o una actitud de duda, irritación o cansancio en cualesquiera de los contendientes puede sentenciar una carrera presidencial que ha durado un año y que ha costado 35.000 millones de pesetas.

Con el tema de los rehenes congelado y con escasas perspectivas de su liberación antes del próximo día 4, fecha de la votación, todos los observadores coinciden en señalar que el debate de Cleveland (Ohio) habrá despejado las dudas de los indecisos y resolverá el actual codo con codo que reflejan todos los sondeos.No obstante, este debate de la «muerte súbita», como ha sido bautizado, utilizando la jerga del tenis, que será crucial para la elección, no habrá servido para saber si el hombre que lo hizo mejor esta madrugada tiene la habilidad, la inteligencia y la visión global del mundo, necesarios para ser presidente. Todos coinciden en señalar que, a pesar de que Carter y Reagan han llegado a unos cien millones de espectadores, el debate es un gran montaje, preparado hasta en los más mínimos detalles, en el que los actores actúan casi programados por sus creadores de imagen y cerebros políticos.

Nunca un debate televisado ha sido tan decisivo como el de Cleveland. Kennedy y Nixon se enfrentaron cuatro veces en 1960, y Ford y Carter tres en 1976; pero en ambos casos las discusiones tuvieron lugar a comienzos de la campaña, no como este año, a ocho días del voto.

El presidente Carter, preocupado por saber «a qué Reagan me voy a tener que enfrentar», aludiendo a los continuos cambios de posición del aspirante, hizo ayer su jogging habitual matutino en Cleveland antes de la gran prueba. «Estoy tranquilo y confiado», explicó el presidente; su esposa, Rosalynn, afirmaba que su marido lo haría mejor porque tiene más cosas que decir, mientras que Reagan -teme el equipo presidencial- quizá dé mejor imagen, dado su pasado de actor.

El candidato republicano se ha concentrado durante tres días únicamente para preparar el debate. Se «sabe» los temas que le han triturado sus ayudantes en cientos de fichas.

Mil quinientos periodistas se encuentran en esta ciudad del noreste del país, en el Estado industrial de Ohio, para asistir al debate.

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