La mejor ley de información es la que no existe, según Fernández Ordóñez
Con la sesión pública sobre la libertad de expresión concluyeron las sesiones de trabajo que durante dos días han celebrado en Valladolid los miembros de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Consejo de Europa. Además del tema citado, los parlamentarios europeos trataron, en reuniones a puerta cerrada, de tres cuestiones: la aceptación por la CEE de la convención europea de derechos humanos, tortura y terrorismo y poder judicial. El ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, asistió a la sesión sobre libertad de expresión y mostró su oposición a una ley de información. «La mejor ley de información», dijo, «es la que no existe».La primera de estas cuestiones ha sido la que más tiempo ha llevado, ya que, en palabras de Gregorio Peces-Barba, se trata de un asunto importantísimo. « Si nuestra posición y nuestro informe al pleno del Consejo de Europa son favorables, como creo que lo van a ser, esto supondrá que aceptemos por primera vez que un pacto entre Estados, como es la CEE, acepte la convención europea de derechos humanos. Hasta ahora todas las aceptaciones provenían de Estados nacionales y por primera vez se amplía a un organismo de las características del Mercado Común».
Recomendación al Consejo de Europa
La Comisión de Asuntos Jurídicos informará también favorablemente al Consejo de Europa del convenio europeo de lucha contra la tortura, actualmente en preparación. El informe positivo equivale a recomendar al Consejo de Europa su incorporación a este convenio. El problema del terrorismo fue, asimismo, objeto de análisis y sobre él se informó que los días 12, 13 y 14 de noviembre se celebrará en Estrasburgo una reunión entre expertos.Respecto al poder judicial, Peces-Barba señaló que «se va a hacer una declaración en la que se estudiará toda su evolución desde los orígenes del estado liberal hasta hoy y se reflejarán todos los cambios que se han producido y las consecuencias que eso tiene para la independencia, funciones y efectos de las actuaciones del poder judicial y para la organización interna del propio poder judicial que asegure su independencia». El diputado socialista por Valladolid será, precisamente, el encargado de presentar la ponencia sobre este tema, que se debatirá la próxima primavera en el Consejo de Europa.
El ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, que asistió a la sesión sobre libertad de expresión, se mostró contrario a la existencia de una ley de información. «La mejor ley de información es la que no existe», indicó. «El derecho a la libertad de expresión queda limitado por otros derechos de la persona y en el código penal se regulan suficientemente los derechos y responsabilidades en esta materia».
Una vez finalizadas las intervenciones de los miembros del Consejo de Europa sobre la libertad de expresión se abrió un coloquio en el que participaron los asistentes. Inmediatamente saltó a la palestra el problema del acceso a la profesión periodística, que dio lugar a una polémica. Fernando Machado, director de Radio Valladolid, se, mostró contrario al proyecto de ley básica de la información y al estatuto de la profesión periodística. Defendió la doble vía de acceso y abogó por el derecho democrático de los directores y editores para contratar a personas válidas con independencia de que tengan o no titulación. José Antonio Campoy, presidente de la Asociación de Licenciados en Ciencias de la Información, rebatió estas tesis y defendió la única vía de acceso a través de la titulación. Representantes de Alemania y Dinamarca en la Comisión de Asuntos Jurídicos propugnaron también la doble vía.
Anteriormente, Dudley Smith, representante del Reino Unido, habló sobre la televisión en su país. Tras mostrar su extrañeza porque se considere a la televisión inglesa como una de las mejores del mundo, indicó que la excesiva divulgación política que se hace en televisión no populariza la política porque no entretiene. «La popularidad de los políticos», añadió, «es sólo a nivel de imagen, aunque negativa en cuanto a gestión, porque se tiende a trivializar la política y a reseñar los errores y escándalos mientras se omite lo positivo».
