Fuenlabrada

Como asiduo lector del periódico que usted dirige, me permito escribirle esta carta para plantearle uno de los muchos problemas que padecemos los vecinos de las llamadas «ciudades dormitorio». Vivo en Fuenlabrada desde hace más de un año. Utilizaba el coche para venir a trabajar a Madrid, pero un día decidí poner fin a los múltiples atascos que se padecen en las carreteras de acceso, cogiendo el tren para trasladarme, idea fomentada por el envío a nuestros domicilios de los horarios de trenes que Renfe había dispuesto para este servicio. Pero mi sorpresa es grande cuando, a las dos semanas de utilizar este medio de transporte, observo que la totalidad de los trenes en los cuales he viajado no respeta en absoluto esos horarios, llegando a quince minutos el retraso de algunos trenes para un recorrido de apenas veinticinco minutos.Me pregunto, ante estos hechos, si esta es la alternativa que se nos ofrece para no, utilizar el automóvil, ahora que se habla tanto de crisis del petróleo y de las medidas que el Ayuntamiento de Madrid va a poner en práctica para solucionar el problema del aparcamiento. Pienso que, antes de recomendar la utilización de los transportes públicos, la Administración debería plantearse, en serio, la mejora de los mismos para dar un servicio que compitiera realmente al uso del automóvil en rapidez y comodidad, pues estoy convencido que el tren es una solución válida al problema del transporte en las grandes ciudades, pero no como está./