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Michel Rocard, primer candidato socialista a la Presidencia francesa

El anuncio de la candidatura a la Presidencia de la República francesa del líder socialista Michel Rocard envenena la batalla, en el seno de su propio partido, entre sus incondicionales y quienes desean que el pretendiente al palacio del Elíseo sea el primer secretario, François Mitterand. Los rocardianos estiman haber dado un paso histórico.El domingo, Rocard, desde su alcaldía en Conflans-Sainte-Honorine, villa próxima a París, anunció su propia candidatura a las presidenciales de la próxima primavera. El dirigente socialista rompió así con el laberíntico pro cedimiento creado por su partido, que hasta el mes de enero no designará a su candidato oficial. Rocard convocó a los periodistas por la mañana y, a primeras horas de la noche, lanzó un llamamiento alpaís, para proponerle un «socia lismo de la justicia, de la libertad y de la responsabilidad », sin aludir al programa del partido, e invitando a Mitterrand a continuar en su puesto al frente del partido. Rocard, con su audacia pretende ganar por pies a Mitterrand y a la tendencia (mayoritaria en principio) que le apoya en el partido socialista. De entrada, ya ha forzado a Miterrand a salir de su silencio: ayer anunció que él se pronunciará a finales de esta semana.

Luchas internas

La iniciativa de Rocard encona al máximo la guerra a muerte que enfrenta a las dos tendencias, por no decir clanes, del socialismo francés: la que, con Rocard, estima que, tras el fracaso de las legislativas de 1978, Mitterrand y el líder del Partido Comunista francés, George Marchais, son dos cadáveres políticos, como lo es la Unión de la Iquierda. Y, por otra parte, la tendencia mitterranista, que continúa creyendo en que sólo la alianza con los comunistas puede realizar lo que esta fracción entiende como «ruptura con el capitalismo». Rocard, apoyado por los sondeos de la opinión pública, que desde hace más de un año le presentan como el único enemigo serio del presidente Valéry Giscard d'Estaing, y saltándose a la torera el arcaismo miterranista (según su propia expresión), lanza un desafío arriesgado. Pero él y sus partidarios estiman que es el único método capaz de desbrozar el camino del poder, bloqueado por el monólogo de los comunistas.

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