El Gobierno británico suavizará su política monetaria

El Gobierno británico facilitó ayer los primeros indicios de que tanto la inflación como la política monetaria restrictiva pueden tender a suavizarse en los próximos meses. Sir Geoffrey Howe, secretario del Tesoro británico, y Gordon Richardson, gobernador del Banco de Inglaterra, facilitaron tal impresión, en el curso del banquete anual de la asociación de la banca británica.Gordon Richardson, en una intervención claramente optimista, señaló que la inflación británica, que ronda casi el 20%, ha alcanzado su punto más alto y comenzará a ceder en los próximos meses.

Algo parecido, añadió el gobernador del Banco de Inglaterra, comenzará a suceder con la demanda de crédito por parte del sector privado, lo que provocará, a su juicio, una automática reducción de los tipos de interés.

Según Richardson, la oferta monetaria no crecerá a un ritmo tan alarmante en los próximos meses, como consecuencia de esta baja en la demanda de crédito; lo que, a su vez, reducirá las tensiones inflacionistas en el sistema.

Por su lado, el secretario del Exchequer sir Geoffrey, manifestó que el Gobierno comenzará a reducir en breve sus presiones para mantener estable la libra, y evitar así tina excesiva revaluación. Según el ministro, algunos factores que aconsejaban esta política desaparecerán en breve.

Pese a estas notas optimistas sobre el desarrollo de la política monetaria británica, ninguno de los dos funcionarios dibujó una línea clara de cuál va a ser la política oficial referente a los tipos de interés, que se encuentran en Gran Bretaña en unos niveles especialmente altos. No obstante, Richardson sí adelantó que la autoridad monetaria se preocupará mucho menos en el futuro de las tendencias a corto plazo de la oferta monetaria.

Según Richardson, el Banco de Inglaterra se fijará más a menudo en las tendencias a largo plazo de la oferta monetaria, especialmente la llamada steling M3, que de las variaciones coyunturales de la misma. A su juicio, estas variaciones están motivadas por acontecimientos que, muchas veces, no tienen ninguna relación con las tendencias generales de la economía.