_
_
_
_

La ejecutiva federal del PSOE paraliza la destitución del presidente de la diputación

La comisión ejecutiva federal del PSOE dejó ayer en suspenso la decisión tomada el sábado por el comité regional de la Federación Socialista Madrileña (FSM) de solicitar a Carlos Revilla su dimisión como presidente de la Diputación Provincial de Madrid. Posiblemente, mañana mismo se celebre una reunión conjunta de las ejecutivas federal y regional con el fin de que los socialistas madrileños expliquen detalladamente las razones de su decisión. Por otra parte, EL PAIS pudo saber ayer que quince alcaldes socialistas se han dirigido a Felipe González para pedirle que se reúna con ellos para tratar el tema.

Ayer, por la mañana, la comisión ejecutiva de la FSM envió a la ejecutiva federal la resolución adoptada por el comité regional. Parece poco probable que la ejecutiva federal vaya a hacer caso omiso de la resolución del comité regional, máximo órgano entre congresos del partido en Madrid. Está en el aire, sin embargo, la continuidad de Carlos Revilla en la diputación, aunque sea como simple diputado. La resolución del comité regional sólo menciona su relevo como presidente, aunque es obvio que la FSM necesita que Revilla abandone también su puesto de diputado, para dejar un hueco libre que correspondería, sin duda alguna, al que sería nuevo presidente de la diputación.Por otra parte, el director general y el subdirector de la Ciudad Sanitaria Provincial, doctores García de la Fuente y Valderrábanos, respectivamente, han puesto su cargo a disposición de la diputación, como también lo ha hecho el director de la residencia de ancianos de Villa del Prado, doctor Moneo. Los tres fueron elegidos para ocupar dichos puestos por Carlos Revilla. Luis Larroque, portavoz del grupo comunista en la diputación, hizo ayer unas declaraciones en las que mostraba «su profunda satisfacción por la solución encontrada en la Federación Socialista Madrileña a los problemas planteados en torno a la presidencia y dirección política de la diputación».

Historia de la destitución

El asunto Revilla ha causado un considerable revuelo en el seno del partido en Madrid, e incluso en las más altas instancias del partido. Al término del pleno del comité regional se presentaron dos propuestas. Una, avalada por la comisión ejecutiva de la FSM, que pedía, en síntesis, el relevo de Carlos Revilla para dar fin a la crisis interna de la diputación y alcanzar así una situación estable que permita realizar una política coherente a nivel general y sectorial. La segunda propuesta, presentada por Francisco Peiró, del Colectivo Socialista, solicitaba la permanencia de Revilla como presidente, en virtud de un hipotético pacto al que habían llegado las distintas tendencias de la FSM el mismo día del pleno, por la mañana.Hay que puntualizar que tanto los sectores críticos como la tercera vía no salieron en defensa personal de Revilla -todos admitieron como un hecho probado que su gestión al frente de la diputación no había sido todo lo correcta que debiera-. Lo que dichos sectores denuncian es el método seguido para su destitución. Si la comisión ejecutiva convoca un comité regional que no ha tenido tiempo de estudiar el asunto en profundidad, y apoyados en su mayoría numérica destituye nada menos que al presidente de la diputación -vienen a decir-, el procedimiento puede repetirse para eliminar a otros militantes que ocupan cargos públicos que no pertenecen al sector dominante hoy en la FSM. Además, la comisión ejecutiva habría utilizado el cese de Revilla como una demostración de fuerza que haría entrar en vereda a algunos militantes que ocupan cargos públicos y que no se distinguen por su obediencia. En su intervención, Alonso Puerta acusó a la comisión ejecutiva de demagógica y populista, de provocar la división del partido y de no respetar el acuerdo al que se había llegado por la mañana.

El tan citado pacto es uno de los puntos oscuros de la historia. En la mañana del sábado se reunieron Joaquín Leguina, Juan Barranco, Feliciano Páez y Virgilio Cano, por la FSM; Alonso Puerta, Adolfo Luján y Cipriano García, por la tercera vía; Francisco Peiró, Carlos López Riaño y Mariano Salinas, por el Colectivo Socialista, y Fernando Burgos, como representante del grupo crítico de Fuencarral. La reunión, convocada por la comisión ejecutiva, tenía por objeto intentar llegar a una solución de compromiso que evitara los enfrentamientos dramáticos que sabían iban a producirse. Se llegó al acuerdo de que Carlos Revilla firmara una carta reconociendo sus errores (véase EL PAIS del domingo), y así se hizo. Carlos Revilla firmó la carta y la presentó a la comisión ejecutiva para ser leída en el pleno del comité, poco antes del comienzo de éste.

Aquí las versiones varían. Para los 61 que votaron en contra, la comisión ejecutiva no respetó el pacto de la mañana y, durante el transcurso del pleno lanzó ataques durísimos contra Revilla, que lógicamente pesarían en el ánimo de los asistentes para pedir su destitución. Al contrario, la comisión ejecutiva manifestó que el pacto sólo tenía como alcance ofrecerlo al pleno del comité regional, y ver si éste aceptaba las explicaciones de Revilla y daba por zanjado el asunto, pero que en absoluto se iba a tratar de encauzar el debate para que indefectiblemente se aceptara el contenido del pacto.

El transcurso del debate demostró que los diputados provinciales opuestos a Revilla no aceptarían fórmulas de compromiso. Las intervenciones de José Borrell, María Gómez de Mendoza, César Cimadevilla y Eduardo Ferrera, sobre todo, fueron durísimas, mientras que el presidente sólo tuvo a su favor su propia intervención y las de los diputados Sánchez Akal y Rodríguez Peral, muy suaves, por otra parte. La soledad de Revilla se hizo evidente. Nadie le defendía directamente, al margen de que los grupos críticos y de la tercera vía reprocharan a la comisión ejecutiva el cómo se habla planteado el tema. Así se llegó al resultado de la votación.

Previamente, Joaquín Leguina, secretario general de la FSM, rechazó la idea de que la posible destitución de Revilla fuera el principio de una especie de caza de brujas. De hecho, parece cierto que Carlos Revilla no es enemigo político de la comisión ejecutiva. Estos deben buscarse más bien en los grupos de la tercera vía y los tres sectores críticos, el de Fernando Burgos, Carlos López Riaño y Luis Gómez Llorente, que en estos momentos parecen estudiar las posibilidades de una operación de acercamiento que podría desembocar en la tan repetida idea de la nueva izquierda, promovida por Alonso Puerta, para intentar desbancar a Leguina y su equipo del mando de la FSM. Carlos Revilla no estaba en esa operación, e incluso no la veía con buenos ojos. Teniendo en cuenta este hecho, la comisión ejecutiva sostiene que la destitución de Revilla ha venido motivada por el grado irreversible de enfrentamiento con un grupo de sus diputados, el no haber acatado las órdenes de la comisión ejecutiva en el caso de Eduardo Ferrera y la publicación en la Prensa de los pormenores de la crisis, que hicieron imposible la alternativa de tapar el asunto como se pudiera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_