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La autopsia indica que la niña Juana Diez murió por neumonía postraumática

La autopsia practicada a la niña Juana Díez Antón, de dos años, muerta el viernes último en el hospital del Niño Jesús, por presuntos malos tratos, según denunciaron los médicos del centro en el juzgado de guardia, indica que la causa del fallecimiento fue una neumonía postraumática. El Juzgado de Instrucción número 21 lleva el caso. Mientras tanto, los padres de la niña -Julián Díez Manzano, de 45 años, e Isabel Antón, de veintinueve- desmintieron ayer que la niña recibiera malos tratos.La denuncia de los médicos (véase historia completa en EL PAIS de ayer) se presentó el día 19, fecha de la muerte de la niña. Los médicos coligieron que pudo haberse aplicado malos tratos a la niña porque presentaba quemaduras en brazos, piernas, boca y esófago y porque había ingerido sosa cáustica. La autopsia se practicó el día 20, y el juez autorizó el entierro de la niña, que tuvo lugar el día 21. Otro hermano de Juana, Julián, de tres años, se halla internado en el mismo hospital.

Los padres de la niña afirmaron que la ingestión de sosa cáustica y las quemaduras de Juana pudieron ser culpa de su hermano Julián cuando jugaban con un barreño en que había sosa, tras haberla mezclado con agua, causa por la que Julián también sufrió quemaduras. Julián e Isabel negaron igualmente que -en contra de declaraciones recogidas entre sus vecinos en la colonia de chabolas donde habitan- los niños estuvieran solos durante todo el día y se hallasen prácticamente en la indigencia. Isabel negó también las mismas afirmaciones, en las que se señalaba (véase EL PAIS de ayer) que pudiera dedicarse a la prostitución.

Julián, por su parte, reconoció tener afición a la bebida y estar borracho el día que agredió a su suegra (hace ahora tres meses), pero puso especial énfasis al negar que, tal como se señalaba en el reportaje de ayer, hubiera amenazado de muerte al doctor García Pérez, que fue uno de los que denunciaron el caso. Según afirmó Julián Díez, hasta el día de ayer -en que prestaron declaración en una comisaría-, ninguna autoridad se había mostrado interesada en sus personas.

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