_
_
_
_
Reportaje:

El futuro de Seat se complica

El acuerdo entre la italiana Alfa Romeo y la japonesa Nissan, aprobado ya de forma definitiva por el Gobierno italiano el pasado sábado, tras meses de discusiones, polémicas y enormes presiones por parte de Fiat para impedirlo, complica, de forma indirecta, el futuro de la española Seat. Para ésta, el posible acuerdo con Nissan queda ahora prácticamente anulado, al quedar totalmente cubiertas las aspiraciones de la multinacional japonesa con su instalación en Italia. Nissan decidirá, a finales de este mes, si acepta o no las condiciones impuestas por el Gobierno italiano a su acuerdo con Alfa Romeo.El esplendoroso presente de las grandes multinacionales japonesas de la industria del automóvil -Toyota, Nissan y Honda, principalmente- no debe ocultar el complicado futuro próximo por el que podrían atravesar estas empresas si no logran establecerse en Estados Unidos y Europa. De ello depende su supervivencia, y eso lo saben perfectamente los dirigentes nipones.

Porque, aunque los automóviles japoneses compitan con enorme ventaja en los mercados de todo el mundo gracias, sobre todo, a su sensiblemente inferior precio de venta al público con respecto a sus competidores europeos o americanos, y sigan incrementando sus respectivas cotas de penetración, las medidas proteccionistas de los distintos países podrían, a corto plazo, controlar de forma drástica, si no suspender por completo, las ventas de dichos automóviles japoneses en los países del área occidental.

El tener que competir con una industria en la que los costes sociales son bajísimos, el nivel de productividad muy alto, lo mismo que el número de horas trabajadas al año; no existen problemas de orden laboral; se utiliza una tecnología modernísima en virtud, entre otras cosas, de la mayor juventud de las empresas; el costo de los componentes es igualmente bajísimo, en razón de los mismos parámetros, y, finalmente, el precio de exportación se ve aún beneficiado por la paridad de una moneda -el yen- a la que el Gobierno japonés ha colocado intencionadamente baja, para favorecer la exportación, es considerado por los fabricantes europeos y norteamericanos casi como una competencia desleal, y -según ellos- como tal debería ser tratada por los respectivos Gobiernos de los países europeos y del norteamericano.

Esta competencia, además, se produce en un solo sentido, porque los fabricantes de automóviles europeos y norteamericanos encuentran grandes dificultades para exportar al Japón, y la casi imposibilidad para establecerse con fábricas en aquel país, con las que poder beneficiarse de todas las ventajas de las que gozan, por ahora en exclusiva, las grandes multinacionales japonesas.

Con las ventajas anteriormente expuestas, los fabricantes japoneses han llegado a invadir los mercados automovilísticos de casi todo el mundo. Técnicamente, además, sus coches son robustos, aunque, al menos por ahora, carezcan de una tecnología sofisticada. Pero con las superproducciones de que son capaces las grandes multinacionales niponas, el mejorar aún más su tecnología y llegar a soluciones sofisticadas y vanguardistas es sólo un problema de breve tiempo.

En ese breve tiempo, los japoneses podrían ofrecer coches tan competitivos, frente a norteamericanos y europeos, en el precio como en la actualidad, con más equipamiento que éstos y con una tecnología igual, si no superior. Pero de nada les serviría si los mercados europeos y el norteamericano les fueran vetados por acuerdos de los respectivos Gobiernos. Y los vetos son ya un hecho en países como Francia , o Italia, y podrían serlo en otros, como en la República Federal de Alemania o Gran Bretaña, países en los que los propios fabricantes japoneses han efectuado una autolimitación de sus exportaciones para no arriesgarse a una medida gubernamental.

De ahí que la única solución para las multinacionales japonesas sea instalarse en Europa y Estados Unidos, a base de crear plantas de fabricación de algunos componentes y del montaje definitivo, que sería completado con los elementos fabricados en Japón. Porque, aunque la parte de coche fabricada en Estados Unidos o Europa encarezca algo el precio final, el contar con otra mitad japonesa permitiría aún cierta ventaja frente a la competencia totalmente occidental.

Eso es lo que ha hecho ya Honda, el tercero de los grandes fabricantes nipones, al llegar a un acuerdo con British Leyland, que dará sus primeros frutos el próximo año. De esta forma, Honda cuenta ya con un pie en el Mercado Común Europeo, y para la CEE resultará muy difícil impedir la competencia de una empresa japonesa cuando ésta tenga una rama en Europa.

El acuerdo Alfa Romeo-Nissan afecta negativamente a Fiat

La misma política ha querido seguir Nissan en Italia con el acuerdo con Alfa Romeo, que, en virtud de las presiones realizadas por los Agnelli -propietarios de Fiat-, cuyo peso en la política italiana es muy grande -aunque, por lo visto, no lo suficiente-, ha tenido que esperar muchísimo tiempo para contar con la imprescindible aprobación gubernamental.

Las primeras reacciones de la aprobación no se harán esperar. Fiat mantiene discusiones con los sindicatos, en un intento de despedir a 14.000 de sus trabajadores, a lo que los dindicatos y el ministro de Trabajo italianos se oponen rotundamente. Las distintas posiciones se han ido endureciendo en el curso de las negociaciones, en un intento, por parte de Fiat, de presionar al Gobierno para que éste no aceptase el acuerdo Alfa-Nissan. En su clásico estilo, mezcla de amenaza y de paternalismo, el mayor de los Agnefli ha llegado a utilizar el acuerdo Fiat-Peugeot para fabricar conjuntamente motores como otro método de presión, al quedar la incertidumbre de dónde quedará ubicada la nueva fábrica, si en Italia -«caso de que el Gobierno, los sindicatos y los trabajadores se porten bien», como ha comentado el propio Giovanni Agnelli- o en Francia.

Pero ahora, una vez ratificado el acuerdo Alfa-Nissan por parte del Gobierno italiano, una: vez que los japoneses han colocado su segunda cabeza de puente en Europa -Y precisamente en Italia-, la respuesta por parte de Fiat, que atraviesa una grave crisis, de la que no se adivina su posible salida, puede ser sonada.

Pero el acuerdo Alfa-Nissan también tendrá su repercusión en España. Las conversaciones que Seat mantenía hasta ahora con Toyota y Nissan para resolver su futuro, en un ingenioso y ambicioso plan ideado por el presidente de la empresa española, Juan Miguel Antoñanzas, quedarán reducidas exclusivamente a Toyota, al quedar Nissan -una empresa muy agresiva- desbordada con sus acuerdos europeos con Motor Ibérica, en España -para vehículos industriales-, y Alfa Rorneo, en Italia (para automóviles de turismo).

La idea de Antoñanzas es llegar a una especie de join venture riesgo compartido o aventura conjunta- con una multinacional japonesa y crear un coche, en parte fabricado en Japón y en parte en España, con una producción anual de 150.000 unidades. Dos terceras partes serían destinadas a la exportación desde España, y el resto para el mercado nacional. La materialización de esta idea quedará, en virtud del definitivo acuerdo entre Alfa Romeo y Nissan, en manos de Toyota.

El problema para la empresa española es que, además de la clásica lentitud en las negociaciones por parte de los japoneses, ahora Toyota ha recibido una propuesta parecida por parte de la multinacional norteamericana Ford. A través de Ford, Toyota, la mayor de las empresas automovilísticas japonesas -y segunda del ranking mundial, por detrás de General Motors, después de haber desbancado de ese lugar precisamente a Ford-, y la única que, al menos por ahora, queda fuera de Europa, podría solucionar su problema de supe rvivencia futura. Las discusiones entre Ford y Toyota se centran ahora en llegar a un acuerdo sobre la cifra de producción, enormemente dispar por el momento, lo que permite aúnconcebir esperanzas a Seat de ser ésta la que solucione la necesidad de Toyota (la cifra española está acorde con la japonesa, mentras que lo que exige la multinacional norteamericana es cinco veces mayor).

De cualquier forma, en el acuerdo Alfa Romeo-Nissan no todo es negativo para Seat. Pese a habérsele cerrado una de las dos únicas opciones que maneja, por el momento, se ha eliminado la presión al Gobierno español por parte del Mercado Común para impedir la entrada de una multinacional japonesa en este país. Con Honda en Gran Bretaña,de la mano de British Leyland, y ahora Nissan en Italia asociada a Alfa Romeo, la CEE no puede argumentar nada para tratar de impedir la de Toyota en España vinculada a Seat.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_