El sacerdote Jiménez de Parga se ofrece como intermediario

El sacerdote Carlos Jiménez de Parga, hermano del que fue ministro de Trabajo del primer Gobierno Suárez tras las elecciones; del 154, y en la actualidad párroco de la iglesia de Santa Irene (Vallecas), se ha ofrecido como intermediario en el secuestro del industrial Pedro Abréu Almagro, raptado en la madrugada del lunes en la localidad guipuzcoana de Orio.El sacerdote Jiménez de Parga y Pedro Abréu mantienen amistad desde hace varios años a raíz de un día en que, detenido y multado Jiménez de Parga por el desaparecido Tribunal de Orden Público, el industrial hoy secuestrado, que no le conocía, se ofreció a pagar la multa impuesta a través de un cheque, cuyo valor, en aquellos años, ascendía a 300.000 pesetas.

«Abréu y yo», dijo a EL PAIS el sacerdote Jiménez de Parga, «nos hicimos amigos después de que éste intentara pagar una multa que me impuso, meses antes de la muerte de Carrero Blanco, el Tribunal de Orden Público. Yo no conocía a Abréu y me: sorprendió su interés. Le dije que estaba dispuesto a aceptar la decisión del Tribunal de Orden Público, y entonces decidimos que la cantidad que iba a depositar para lograr mi puesta en libertad, 300.000 pesetas, la erripleara en unas escuelas de Vallecas, cosa que hizo».

Jiménez de Parga, que en la actualidad comparte el ministerio sacerdotal con la profesión de camionero, entabló desde esa fecha gran amistad con el industrial Abréu, hasta el punto de que fue requerido por éste el pasado mes de mayo para que bautizara, en Barcelona, a su hija.

El sacerdote vallecano, granadino de nacimiento, indicó a este periódico que está dispuesto a ofrecerse de intermediario en el secuestro por «la gran amistad que me une con Pedro Abréu».

«Yo no milito en ningún partido», manifestó el sacerdote, «aunque soy de los fundadores de los sacerdotes-obreros de Vallecas. Abréu es un hombre liberal, europeísta, y muy interesado en la defensa de los derechos humanos». Jiménez de Parga, que se encontraba impresionado por el secuestro, habló ayer con la mujer de Abréu, que le llamó por teléfono desde Orio.