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Joven muerto por un disparo de la Guardia Civil en San Martín de la Vega

Julián Martínez Navarro, de veintinueve años, casado, padre de dos hijos, residente: en Parla y trabajador de la empresa Fibrotubo, murió el sábado pasado a consecuencia del disparó efectuado por un guardia civil, que le había dado el alto en las cercanías de la localidad de San Martín de la Vega. El coche conducido por Martínez Navarro estaba siendo buscado por la Guardia Civil de la zona, después de que, momentos antes, al atravesar el casco urbano de la localidad citada, la joven María del Carmen Ruiz, que viajaba en su interior, se arrojara del vehículo.Según una nota oficial facilitada por la Guardia Civil, los hechos comenzaron sobre las 20.45 horas del sábado día 6, cuando María de los Angeles Cáceres y María del Carmen Ruiz, de diecinueve y diecisiete años, respectivamente, estaban haciendo auto-stop en el cruce de la autopista de Andalucía y la carretera comarcal 404. Sobre esa hora, Julián Martínez, que conducía el coche, en compañía de Alfonso Cedillo, vecino de Valdemoro y compañero suyo en la misma empresa, recogieron a las dos muchachas, que pidieron ser trasladadas hasta Ciempozuelos.

Sin embargo, al llegar a ese pueblo, Julián Martínez no detuvo el vehículo y continuó camino de San. Martín de la Vega. Al llegar a ese punto, María del Carmen abrió la puerta y se arrojó del coche en marcha. A continuación, dio aviso a la Guardia Civil.

Las Fuerzas de Orden Público salieron en persecución del Simca conducido por Julián Martínez. La interceptación del vehículo se produjo sobre las 21.05 horas, al parecer unos kilómetros más arriba, si bien la nota oficial aseguraba que ésta había tenido lugar en el kilómetro dieciséis de la carretera nacional 301.

Según la no la de la Guardia Civil, al ir un guardia a pedirle la documentación a Julián Martínez, «observó un movimiento extraño en el conductor». Ante esto, el guardia realizó un disparo que hirió mortalmente a Julián Martínez.

Fuentes próximas a la familia del fallecido mostraron su sorpresa por las «contradicciones informativas» de la policía y señalaron su convicción de, que «no se puede admitir que se: desvíe la responsabilidad de la Guardia Civil, al hacer uso de sus armas con excesiva ligereza, a base de imputaciones que comprometen y menoscaban la reputación del muerto».

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