Los vigilantes forestales de Icona no cobraron en julio y amenazan con huelga

Los 48 trabajadores de las torres de vigilancia contra incendios no han cobrado todavía este mes su mensualidad, que debía haberles pagado la diputación provincial, ante lo cual han decidido, según nos comunicó uno de los trabajadores afectados, iniciar un paro, que comenzará mañana por la noche, si el organismo provincial no hace efectivas las nóminas durante el día.

Es la primera vez que ha ocurrido este hecho, por lo que, ante el retraso sufrido, algunos de los trabajadores pidieron explicaciones a la administración de la diputación, quien les indicó que «tratarían de solucionar el problema lo antes posible», ya que, al parecer, todo el personal está de vacaciones.Uno de los vigilantes nos informó también del estado de total descontrol que impera en la organización de los servicios contra incendios de la provincia, «que comienza desde las designaciones a dedo de los jefes de servicio, que no tienen preparación alguna, y va hasta la falta de planos de situación, por lo que los conductores de los camiones pierden, muchas veces, bastante tiempo hasta llegar al fuego».

Este mismo trabajador señaló que «no existe disciplina de servicio en los parques, y en las mismas torres la emisora para mandar los mensajes sólo tiene una frecuencia, lo que imposibilita que se pueda hablar cuando hay más de dos incendios. Además», continúa diciendo, «de la gran falta de coordinación, de asistencia y de preparación, existe gran distancia entre los diferentes parques, que se encuentran repartidos por la provincia, y los medios de que se dispone no están en perfectas condiciones».

Estos trabajadores han estado cobrando durante más de tres años 12.000 pesetas, sin seguridad social ni contrato, y ahora han logrado el contrato legalizado, por el que perciben 38.000 pesetas por mensualidad. Los 48 hombres se turnan entre quince torres para mantener la vigilancia contra incendios, y suelen avisar del 80% de los fuegos.

En verano, sin asistencia

Otro de los problemas que, nos comentaba el citado trabajador era "la falta de personal durante los meses de verano a causa de las vacaciones, cuando es la época de mayor trabajo". Solamente en el mes de julio se contabilizaron en la provincia cerca de novecientos incendios.Las pérdidas por incendios forestales han sido de 3.300 hectáreas de pinares y arboledas de gran fuste y 1.400 de monte bajo y encinas, que, junto con las 1.500 perdidas por incendios de poca importancia, suponen una cifra que supera las 6.000 hectáreas quemadas durante el mes de julio, según el servicio forestal de la diputación.

Las pérdidas durante el año pasado alcanzaron los 7.500 millones de pesetas, además de que la destrucción del monte anula la protección del suelo y logra poner en peligro los embalses, el régimen hidrológico y facilita la erosión. También deteriora las zonas aprovechables para el ocio, destruye el hábitat de las especies cinegéticas y, sobre todo, hace cundir la inquietud entre las personas que viven junto a las masas forestales.