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MOSCU 80

España gano en la prórroga aunque Cuba jugó mejor

España y Cuba jugaron en la mañana del pasado domingo el partido del infarto. Hubo que lamentar que el que sufrió verdaderamente fue el entrenador isleño, Pedro Chappe, quien al final del encuentro, al comprobar que se había perdido el encuentro, que debió ganar, y tras la emoción intensa de los últimos diez minutos de juego, tuvo que ser asistido por los médicos. Por fortuna, se recuperó pronto. Lo inevitable fue la derrota. Sin duda, anteayer España tuvo el santo de cara y remontó un partido que se le había ido claramente como consecuencia de los numerosos fallos que cometió.Los mismos que el día anterior jugaron espléndidamente frente a Brasil: Brabender, Sibilio, Corbalán, De la Cruz y San Epifanio, parecieron cambiados al principio, apáticos, con desgana, en una palabra, como si anduvieran por la cancha desconcertados. Fueron superados en cada momento por el equipo cubano, que, sin ser mejor demostró una mayor confianza y seguridad. Corbalán no podía moverse porque Tomás Herrera lo anuló por completo. Tuvo que salir Llorente en sustitución del madridista, cuando faltaban siete minutos de la primera parte, para que el panorama cambiase.

Los cubanos, basados en la rapidez, acertaron todos los tiros a la canasta. Su hombre base, Tomás Herrera, dirigió el juego con precisión. En el tiro a media distancia Cuba no fallaba nunca. Por parte española, Brabender se mostraba lento, sin reflejos y sólo consiguió trece puntos en todo el partido. Iturriaga le sustituyó y los dos cambios, el del vasco y el anterior de Llorente, alegraron al cinco español.

Al terminar la primera parte, 50-43, los siete puntos de diferencia no reflejaron la superioridad de los cubanos. Pero el comienzo de la segunda mitad fue aún peor. Se perdieron ocasiones de enceste, mientras Cuba seguía segura en los tiros a media distancia. Brabender, que había salido en este tiempo nuevamente, fue sustituido en el minuto once por Flores. Se llegó a tener en contra once puntos. Al llegar el minuto diez, con el marcador 80-72, el entrenador cubano cometió el fallo que le costaría la derrota: incorporó a Márquez, quien se dedicó a retener el balón. Los españoles empezaron entonces a jugar con mayor acierto, salvo De la Cruz, quien tuvo fallo tras fallo y se mostró torpe y con miedo a tirar a canasta.

Llegó a pasar más de un minuto sin hacerse un solo enceste. Fue entonces cuando Díaz Miguel puso a De la Cruz de base. Corbalán, incorporado a la cancha, consiguió cuatro puntos decisivos; desde la media distancia. Con ello, a falta de tres minutos, Cuba ganaba por 84-82, y el resto de los 180 segundos fueron plenos de emoción. Los cubanos formaron una barrera inexpugnable, marcaron hombre a hombre y, a tres segundos del final, consiguieron, por falta personal, un punto que igualaba el tanteo 86.-86.

Los cinco minutos de prórroga fueron dramáticos. El estadio Olimpiski, que registró el mayor lleno desde el comienzo de los Juegos, más de 14.000 espectadores, aficionados cubanos en su mayoría, y españoles, matizaron con sus grito, la tensión. En este tiempo Epi y De la Cruz fallaron tiros libres que hubieran dado la victoria con más holgura. A falta de 35 segundos, con el marcador empatado -95-95-, De la Cruz se redimió de su actuación durante el partido y marcó la canasta de la victoria en la última falta personal.

Sin los fallos apuntados, España hubiera podido ganar por bastante diferencia. No supieron hacer el partido necesario, y al final triunfaron cuando nadie lo esperaba, apoyados por la suerte y por el erróneo cambio de táctica que los cubanos hicieron en la segunda mitad.

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