El partido más importante.
Así definió Bjorn Borg, el número uno sin discusión del tenis mundial, el desenlace, se supone que victorioso, de la ceremonia celebrada en una pequeña iglesia, en las afueras de Bucarest, donde contrajo matrimonio con su colega rumana Mariana Simionescu. Un pintoresco monasterio del siglo XVII fue el escenario de la ceremonia, según el rito católico. Por la mañana ya dieron el sí ante un funcionario civil. Las raquetas no podían faltar en el arco formado en honor de los nuevos esposos.
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