España, diploma olímpico en baloncesto
España se ha asegurado el diploma olímpico en baloncesto. Con la victoria sobre Senegal ya es firme la clasificación para la segunda ronda del torneo, en la que solamente participarán seis equipos, los dos mejor clasificados de cada grupo. A España le queda todavía jugar contra Yugoslavia, encuentro que decidirá los dos primeros lugares del grupo y los dos primeros puntos de la ronda final. Tal y como se están desarrollando los acontecimientos, hasta podría darse el caso de que nuestra selección aspirase al tercer puesto final.España tuvo suerte en la composición del grupo, puesto que le tocó Polonia en primera instancia, que era una de las selecciones repescadas para suplir las ausencias de Estados Unidos, Puerto Rico y Argentina, y el débil conjunto senegalés, además de Yugoslavia. URSS y Brasil ya tienen plaza en la ronda siguiente, y podría darse el caso de que los italianos, que perdieron con los australianos, se vieran fuera del grupo de distinguidos. En ese supuesto pasarían Cuba y Australia, dos equipos a los que Espala debe derrotar. Contra Brasil, por tanto, estaría en juego el tercer lugar.
Esa esperanza, en teoría, existe; pero para ayudar a la carambola, caso de que se produjera, habría que mejorar notablemente. Ayer, contra Senegal, vimos una selección española bastante descompuesta. Los senegaleses, que contra los yugoslavos hicieron cosas meritorias y ante los españoles opusieron al principio cierta resistencia, no son adversarios para menos de cien puntos. Ayer se falló más de la cuenta y de ahí que incluso llegase el marcador a registrar un 0-8 sorprendente.
Díaz Miguel insistió en la alineación inicial de Brabender, Romay, Sibilio, Corbalán y Epi, que no funciona adecuadamente. Romay recoge balones y, como le gritó el propio seleccionador, va aprendiendo, pero no sabe situarse bajo su propia canasta para evitar lanzamientos, y su lento caminar impide el contraataque rápido. Brabender, por alguna extraña razón no entra en juego con facilidad y ayer no anotó sus dos únicos puntos hasta que el marcador estuvo 15-16. Brabender fue suplido en el primer período por López Iturriaga, que realizó un cuarto de hora de juego magnífico, pero que en la segunda mitad se contagió del desconcierto general. Romay tuvo que abandonar la cancha por las cinco personales, y la salida de De la Cruz no mejoró un ápice el juego del equipo. El quinteto Iturriaga Romay, Santillana, Solozábal y Margall tampoco funcionó adecuadamente y, para remediar las ,constantes pérdidas de balones, Díaz Miguel recurrió de nuevo a Corbalán, Epi y Sibilio, para sentar a Santillana, Solozábal y Margall.
En medio del desconcierto general, Sibilio se convirtió en el hombre más eficaz ante la canasta contraria, y su implacable tiro fue poniendo el marcador con la ven taja suficiente para que la victoria no corriera peligro. Con más de veinte puntos arriba se caminó durante todo el segundo período; pero lo que debió convertirse en un paseo se trocó en gritos constantes desde el banquillo y nuevos cambios para intentar encontrar un juego más armónico.
Los senegaleses tuvieron una salida fulgurante, con un juego imaginativo y, en algún momento, hasta malabarista; pero las cuatro personales con que se cargó rápidamente Tall descabalaron su ritmo. Los africanos dieron la impresión de tener un buen futuro, pero evidenciaron que todavía en confrontaciones importantes están casi tan verdes como su uniforme.
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