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Indice máximo para nada

Indice máximo anual el mismo día que la Bolsa abría sus puertas. Indice máximo que, sin embargo, no consiguió ni siquiera ese mismo día dar una animación a la Bolsa, de la que viene adoleciendo desde hace tiempo. No dio animación ese día ni tampoco logró que el resto de la semana remontara la atonía y el aburrimiento crónico de la Bolsa. El anuncio de subida de las tarifas eléctricas en casi un 20% fue lo que hizo que el índice general se disparara hasta conseguir su cota máxima. Los bancos, a la rueda de las eléctricas, experimentaron también, al Igual que lo haría el sector químico, unas alzas que no consiguieron despertar el mercado de valores de su somnolencia.

Tras el comportamiento del martes, las esperanzas de mejora se vieron segadas en la sesión del miércoles, en la que volvieron a experimentarse bajas en prácticamente todos los sectores. No hubo posibilidad no ya de que se alcanzasen nuevamente cotas como la del martes, sino que, al menos, se diese un giro a la atonía que venía caracterizando las sesiones. Ese mismo miércoles quedaba claro que el tirón con que la Bolsa había iniciado la semana resultaba ficticio y respondía exclusivamente a una circunstancia difícilmente repetible a corto plazo, sin la fuerza suficiente.

Y en esta tónica discurrió la semana. Con un mercado de valores aburrido, con debilidad en los cambios, desangelado y monótono, sin que además sea previsible un cambio sustancial que anime las sesiones. Es el verano instalado en el parqué, decíamos la pasada semana, el estío y el hastío que parecen dominar todas las operaciones.

Se cerró, pues, la semana en un ambiente cansado; la recuperación, el índice del martes, quedaba ya lejano, como una anécdota a contar en el tono de.«os acordáis de aquel máximo del mes de julio», que pasó sin pena ni gloria y, como el rayo del sol a través del cristal, sin romperlo ni mancharlo.

La luz que a la penumbra de la Bolsa dieron las eléctricas se apagó demasiado pronto y no provocó, salvo en un primer momento, la reacción del resto de los grupos. Aunque el índice general mejorase en la semana (apenas cinco centésimas), lo cierto es que en su conjunto fue desalentadora y nadie sabe muy bien lo que va a ocurrir el próximo martes.

Las bolsas de Barcelona y Bilbao, por su parte, anduvieron prácticamente los mismos pasos y, al igual que la de Madrid, el balance semanal resulta sin interés, con escasa actividad y con un mercado inseguro y sin fuerza.

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