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Reportaje:

Nastase no cumple su propósito de enmienda

«Arbitrar un partido de Nastase es peor que sacarse una muela», comentó una vez un juez-árbitro que tuvo que dirigir al polémico tenista rumano. Nastase, que ha mantenido enfrentamientos no sólo con los directores de sus contiendas, sino con los propios espectadores y, lógicamente, con sus adversarios, prometió hace meses enmendar su conducta díscola y extemporánea, aunque él prefiere calificarla de intuitiva. Sin embargo, a pesar de ese propósito de enmienda, anteayer mismo, en Londres, estuvo a punto de golpear con un bastón a un grupo de reporteros gráficos que le perseguían para registrar su imagen y la de su nueva acompañante, Carolyn Seaward, miss Reino Unido. La reacción airada de Nastase tiene que ver con su situación personal: sus devaneos sentimentales están en el fondo de su inminente ruptura matrimonial. En la actualidad, el tenista está casado con la francesa Dominique Gracia.

Un despacho de Efe fechado en Londres informa del próximo divorcio de Ilie Nastase, anunciado por su esposa en Londres. Una fotografía, procedente también de Londres, podría ser la explicación: en ella se puede ver a Nastase y a Carolyn Seaward, miss Reino Unido, sentados en la grada de Wimbledon presenciando uno de los partidos. Dominique Empain, la esposa de Nastase, ha dicho que está harta de un marido al que pasa muchos meses sin ver.Nastase no entiende de normas, ni siquiera de apariencias. Como jugador de tenis es excelente por la suavidad y precisión de sus golpes y por, la imaginación que derrocha sobre las pistas. De no ser por su carácter, a Nastase le querrían todos los públicos del mundo, porque es el argumento del tenis-arte contra los potentes jugadores del momento, que parecen más empeñados en sacar al rival de la pista a pelotazos que en jugar bien al tenis. Tenis, lo que se dice tenis, es Nastase quien mejor lo practica.

Pero a eso une una inclinación a, los desplantes, las quejas al juez-árbitro, las provocaciones al rival y los gestos del más grosero estilo al público, que han llegado a caracterizarle como el jugador de peor carácter del amplio circo ambulante que es el mundo del tenis.

Cuando, hace ocho años, se casó con la belga Dominique Empain, hija de un multimillonario banquero, Nastase hizo un serio propósito de enmienda: «Necesitaba equilibrio, y mi mujer me lo proporcionará. Hasta ahora he sido un hombre desconcertado, solitario, que trataba, sin conseguirlo, de matar esa soledad con fugaces compañías femeninas», declaró entonces el tenista.

Los buenos propósitos no duraron mucho. Durante algunos meses se vio a Nastase en los torneos con su mujer, pero pronto la sustituyó por otras compañías femeninas, siempre espectaculares. Por lo que respecta a la pista, en ella nunca se produjo la menor mejoría. Pero, también, para ello presentó una justificación a los periodistas: «Sobre la pista soy como un actor en el escenario; tengo que abandonarme a lo que soy, porque si quiero comportarme de una forma diferente a la mía pierdo concentración. Mi tenis intuitivo requiere que no abandone mi forma de ser. Y mi forma de ser me lleva a enfadarme por las injusticias que se cometen conmigo». Desde hace tiempo, todos los jueces-árbitros le temen como a una borrasca. «Arbitrar un partido de Nastase es peor que sacarse una muela», comentó en cierta ocasión un célebre juez-árbitro.

La tormenta definitiva en el matrimonio Nastase ha estallado ahora, mientras se disputa sobre las pistas de Wimbledon uno de los más prestigiosos torneos del año. Carolyn Seawatd, miss Reino Unido, una preciosidad de diecinueve años, se aloja en el mismo hotel que muchos de los jugadores, y que decidió aceptar la invitación de ver los partidos. «Estoy con Nastase como podría estar con cualquier otro de los que me invitaron». .

Sin embargo, Nastase no fue tan tranquilo cuando los periodistas le preguntaron por su nueva compañía. Contestó en tono desafiante que hace varios meses que no vive con su esposa, y que podía escoger sus compañías. Cuando los periodistas insistieron, les amenazó con azuzarles a su guardaespaldas «para que os mate». Tan en serio se tomaron la amenaza que la policía investiga si el guardaespaldas viaja armado. Mientras, desde París, Dominique anunció, a la Prensa que ha comenzado los trámites para la separación, y que cree que Nastase los ha iniciado, por su parte, en Rumanía, su país natal. La fórmula del tenista para serenarse no ha resultado.

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