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Los "panzer" alemanes derribaron el "bunker" belga

Las ganzerdivisionen que invadieron Bélgica en la pasada guerra mundial llegaron a Bruselas; en el tiempo previsto, pese a que se encontraron deliberadamente cambiadas algunas señales que pretendían desviarlas de su camino. Los panzer futbolísticos se entretuvieron más de la cuenta en su camino hacia la victoria en la,Eurocopa, pero al fin conquistaron el bunker belga. Los germanos equivocaron el tráfico de balones durante un buen período del segundo tiempo, pero a última hora su constancia les permitió alcarizar la cota 80.La República Federal de Alemanla había sido en la fase preliminar la mejor selección de la Eurocopa, y en la final, pese a la casi media hora del segundo tiempo, en que se conformó con el resultado obtenido con anterioridad, también puso de manifiesto unas condiciones de superioridad indiscutible.

Los alemanes han llegado con su fútbol a lo que en cierto modo es lo ideal. Juegan la pelota con una técnica que antes solamente se adjudicaba a los suramericanos y tienen la fuerza que siempre ha residido en el centro de Europa. No quiere decir esto que se hayan convertido en lo nunca visto, pero sí debe tenerse muy en cuenta, porque esa conjunción de factores positivos les permite estar en la zona más destacada del balompié mundial.

Lo fundamental en el fútbol no es pasar el balón al pie del compañero o al hueco si para ello se necesita ralentizar el ritmo. Lo importante es enviar la pelota al sitio justo sin necesidad de preparársela parsimoniosamente. Al fútbol se juega corriendo, y eso es precisamente lo que hacen los, germanos. Por eso cuando están en vena resultan prácticamente invencibles.

En la primera parte de la final, la RFA incluso llegó a despreocuparse un poco de los marcajes. Mientras los belgas se aferraron a la persecución de sus pares, los alemanes se preocuparon más por buscar su colocación idónea. Si bien Rummenigge, Hrubesch y Allofs, por su situación adelantada, no pudieron quitarse de encima a Renquin, Millecamps y Gerets, en el centro del terreno, Schuster, Briegel y Hansi Muller se olvidaron de Van Moer, Cools y Van der Eyken, para poner su imaginación en funciones creativas. Muller y Schuster llegaron al área enemiga sueltos, y aunque de lejos intentaron sorprender a Pfaff, cuando un equipo piensa más en sí mismo que en el adversario juega más suelto y acaba por imponer su superioridad.

Los alemanes cayeron en la segunda parte en el error de casi todo el mundo futbolístico: intentar sacar provecho a una renta mínima. En lugar de buscar la ampliación del triunfo, se dedicaron a defenderse casi en bloque, como habían hecho con anterioridad sus adversarios, con tan sólo Hrubesch y Rummenigge en el ataque. En el contragolpe los alemanes tuvieron más problemas con el sistema del fuera de juego belga precisamente porque no dominaron la parcela inmediata a la barrera. Los belgas por contra, acabaron por dominar un terreno que los germanos, temerosos, cedían.

Bélgica buscó el empate y lo tuvo en sus manos en dos ocasiones, pero Schumacher anuló con una buena parada la acción de Van der Eyken, y van Moer, después de haber hecho lo más difícil, en lugar de disparar, entregó el balón a un compañero marcado. El empate se produjo en una decisión errónea del árbitro, que más que la ley interpretó el espíritu de la misma. La falta se produjo fuera del área, pero Stielike realmente in validó un gol con su derribo a Van der Elst.

El penalti nos sacó del sopor en el que estábamos cayendo. La RFA se vio obligada a apretar el acelerador de nuevo. Con la necesidad del triunfo volvieron a sucederse las jugadas con peligro de gol. Los alemanes, a la carga, corrieron el peligro de verse nuevamente batidos, pero el esfuerzo volvió a favorecer a los mejores. Schuster perdió a cinco minutos del final una ocasión de gol clarísima y por un momento hubo que pensar que quien había despreciado el triunfo brillante, como suele suceder, podría verse en la necesidad de la prórroga. La victoria llegó casi en el último instante, en un fallo de marcaje belga en un córner, pero, en definitiva, acabó del lado de quien más lo merecía. A pesar de su fase de conformismo, el triunfo fue para el mejor. La RFA juega de manera envidiable. Es la mejor baza europea para la recuperación del título mundíal.

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