La derecha japonesa trata de reunificarse

La campaña electoral para las próximas elecciones legislativas japonesas, que se celebrarán el 22 de junio, se han reiniciado con fuerza, después del paréntesis marcado por la muerte del primer ministro, Masayoshi Ohira. Con una escarapela blanquinegra en la solapa, como signo de luto, los dirigentes del Partido Liberal Demócrata (conservador) están de nuevo en las plazas públicas, incitando a los japoneses a reagruparse en este periodo de crisis.

Entre bastidores, se multiplican las discusiones y rumores para intentar extraer del seno del partido una mayoría susceptible de sostener a un nuevo presidente, que previsiblemente será el próximo jefe de Gobierno.Según la prensa japonesa, tres hombres parecen tener las mayores posibilidades. El primero es Yasuhiro Nakasone, de 62 años, que ha sido desde hace mucho tiempo una de las principales figuras del partido. En el pasado ha dirigido la Agencia Nacional de Defensa y ha sido ministro de Comercio Internacional e Industria.

Otro posible candidato es Kiichi Miyazawa, que ha sido ministro de Asuntos Exteriores y ministro de Comercio Internacional e Industria. El tercero es Toshio Komoto que fue también ministro de Comercio Internacional e Industria en el Gabinete de Takeo Fukuda.

Dirigiéndose ayer tarde a una concentración que se celebraba en una de las grandes estaciones de Tokio, Nakasone explicó que el partido y el país necesitaban cerrar sus filas en este período de confusión. «Tenemos que intentar cumplir los deseos de Ohira y reunificar el partido», dijo.

Igual que para los demás candidatos del Partido Liberal Demócrata (PLD), uno de los principales argumentos de Nakasone es la amenaza de la «inestabilidad» y del «desorden», que se instaurarían en el país si el PLD, carente de una mayoría absoluta, se ve obligado a compartir el poder con parte de la oposición.

«La historia nos enseña que, como en Roma o China, es del interior del país de donde viene la amenaza de decadencia», ha dicho Nakasone.

Por su parte, Komoto, en un discurso pronunciado en la prefectura de Yamaguchi (en el oeste del país), afirmó también que Japón tenía gran necesidad de un Gobierno fuerte y unido, que sólo el PLD podía asegurar.