El obispo de Bilbao condena la violencia y pide responsabilidad a los poderes públicos
«Nuestra sociedad, en su conjunto y salvo notables excepciones, no se atreve a condenar públicamente lo que reprueba en privado, manteniéndose en una pasividad aturdida o acostumbrada», dijo, entre otras cosas, el obispo auxiliar de Bilbao, monseñor Uriarte, en la homilía que pronunció con motivo de la festividad del Corpus Christi.
«Hay en nuestro pueblo», dijo Juan María Uriarte, «un grupo armado que sigue matando con trágica frecuencia, intimidando a centenares de personas con el llamado impuesto revolucionario, secuestrando a seres humanos, manipulando el idealismo de jóvenes generaciones, aumentando el desaliento colectivo y deteriorando más aún nuestra quebrantada situación económica, pretendiendo legitimar su conducta atribuyéndose la defensa de un pueblo que muy mayoritariamente desaprueba sus acciones». La homilía denuncia también «la existencia entre nosotros de grupos dominados por la pasión de la revancha, que responden a esta permanente provocación con la amenaza, con la destrucción de edificios y, monumentos e incluso con la muerte violenta».
Frente a esta situación, muchos grupos políticos e instituciones públicas «pronuncian palabras de condena, pero no movilizan todos sus recursos humanos y populares para detener esta hemorragia de vidas humanas».
«Pero tampoco los poderes públicos están exentos de responsabilidad, y deben reconocer a tiempo y de buen grado los derechos de una comunidad humana, acelerar al máximo la transmisión efectiva de responsabilidades de gobierno a las autoridades locales, exigir en todo momento a las FOP -duramente probadas en nuestro pueblo en los últimos tiempos- una conducta serena y moderada y hacer respetar escrupulosamente los derechos humanos inviolables de los detenidos».
