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Gente

Joaquín Diaz y Delfín Hernández

han elaborado un método, destinado fundamentalmente a los niños, para aprender a tocar los palillos castellanos, un instrumento popular que parecía perdido y que ha podido rescatarse gracias a la afición y a la labor de Delfín Hernández, trabajador de FASA-Renault y una de las pocas personas que saben hacer sonar actualmente los palillos, también llamados crótalos o tejoletas. «Intentamos con este método», señaló Delfín Hernández, «contribuir, en la medida de lo posible, a la resurrección del folklore castellano y de los instrumentos autóctonos de nuestra región. Antes, cualquier chaval de los pueblos de Castilla-León sabía tocar los palillos, pero el instrumento cayó en desuso y parecía definitivamente perdido». Delfín Hernández es prácticamente la única persona que domina el arte de hacer sonar los palillos. Aprendió a tocarlos a los siete años, hace más de cuarenta, pero los abandonó años después. Su reencuentro con el viejo instrumento fue casual. Ocurrió en 1969, «cuando fabricábamos piezas para el R-12. Cogí dos calas metálicas, las metí entre los dedos y empecé a hacerlas sonar; tanto a mis compañeros de taller como a mí nos gustó aquello y desde entonces ya no he dejado de tocar. Este instrumento», añade, «no tiene nada que envidiar a las castañuelas. Yo he tocado con la Orquesta de Cámara de Valladolid y con la Coral Vallisoletana piezas como Sevilla, de Albéniz, o Las bodas de Luis Alonso, y allí sonaban perfectamente los palillos.

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