Resulta tan tradicional
en la vida inglesa la presencia del bacon que la sola evocación del nombre de este alimento cárnico destruye cualquier sospecha sobre lo que haya debajo de la etiqueta que lo anuncia. Los traficantes de pornografía también toman bacon y lo saben todo acerca de la inocencia del mencionado alimento. Por eso lo han usado para introducir en Gran Bretaña enormes cantidades de pornografía literaria y gráfica que traían en cajas procedentes, de los Países Bajos. En la noche del pasado domingo se descubrió este tráfico ilegal y se vio que donde se especificaba que había bacon se hallaba un producto totalmente diferente.
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