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Maniobras diplomaticas y árabes en Oriente Próximo

La fecha tope del 26 de mayo, además de fijar un plazo, ha constituido también el inicio de una nueva partida de ajedrez en Oriente Próximo, donde todas las partes implicadas han empezado a desplazar sus peones en espera de las elecciones presidenciales norteamericanas, en noviembre próximo. La iniciativa europea, anunciada el domingo último por Douglas Hurd, ministro de Estado británico para Asuntos Exteriores, permitirá ocupar el espacio hasta esa fecha.

La situación después del 26 de mayo es la siguiente: Arabia Saudí ha formulado una nueva idea para la solución del conflicto árabe-israelí. Riad ha pedido a Israel que haga una declaración de intenciones sobre la evacuación de los territorios árabes y que otorgue la autonomía a los palestinos, ya que los esfuerzos del presidente Sadat no han tenido éxito.Aunque los saudíes hayan modificado ligeramente, poco después, su postura, han conseguido, por lo menos, uno de sus objetivos: obligar a las cancillerías árabes a estudiar el proyecto.

No es una casualidad, aseguran a este respecto los observadores, que la primera visita del rey Jaled a Bonn haya sido filada para mediados de junio. La visita precederá unos días a la cumbre europea que examinará en Venecia, entre otros temas, la oportunidad de una «iniciativa europea» sobre Oriente Próximo.

Por su parte, el rey Hussein, de Jordania, visitará por esas fechas Estados Unidos, después de haber aplazado varias veces este viaje. El monarca jordano, que hace tan sólo once días consultaba a las autoridades saudíes, puede alardear de una «amistad reencontrada» con la OLP. Jordanos y palestinos han orquestado una política, en parte común, en los territorios ocupados por Israel.

Esta nueva alianza jordano-palestina traza ya de modo informal los planes de cara al futuro: los consejeros más cercanos a Yasser Arafat no dudan en calificar de «inevitable» que los lazos jurídicos sean establecidos entre Jordania y el «Estado» palestino. Entre ellos, algunos se declaran «personalmente» partidarios de una confederación jordano-palestina.

Por el lado palestino las cosas no están tan zanjadas. Conscientes de los beneficios obtenidos en el terreno diplomático, la resistencia palestina no puede integrarse en el campo de los «moderados» hasta que no le haya sido propuesta una solución concreta.

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