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El GP de España se disputará al margen de la Federación Internacional

El Gran Premio de España de Fórmula 1 se disputará, pese a las tremendas tensiones de las últimas horas, mañana, domingo, aunque aún no se sabe si la carrera será puntuable para el Campeonato del Mundo. Ni siquiera después de los últimos acontecimientos se sabe si él. Campeonato del Mundo seguirá disputándose de una forma similar a como se había hecho hasta el presente. Todo parece indicar que la intransigente postura del presidente de la FISA, el francés Balestre, tendrá como efecto el que el Campeonato del Mundo salte definitivamente hecho añicos para siempre.

A última hora de la noche del jueves se presentó en Madrid el presidente de la Federación Internacional, el francés Balestre. En una conferencia de prensa, y a base de utilizar argumentos parciales, de considerar como pruebas por escrito lo que más tarde se convertía en recortes de periódicos y de decir que como presidente de la FISA, su deber era hacer cumplir escrupulosamente los reglamentos, fueran estos cuales fueran. Balestre anuncio que todos los pilotos que no hubiesen pagado las multas impuestas por sus ausencias a unas reuniones perderían su licencia.

EI Real Automóvil Club de España, organizador de la carrera, y con el fin que se llegase a un acuerdo final, se ofreció a pagar el importe total de las multas —1.960.000 pesetas—. Pero el francés Balestre, demostrando que la realidad del enfrentamiento es su conflicto personal con Bernie Ecclestone, presidente de la Asociación de Constructores de Fórmula 1 (FOCA) y hombre que controla el mundo de la fórmula 1, comunicó entonces que no bastaba con que el RACE pagase la multa, sino que era necesario que los pilotos firmasen un escrito reconociendo su culpabilidad.

Por su parte, los pilotos, al conocer el comunicado del presidente de la FISA, dijeron que ellos se negaban a rebajarse, tal como pretendía el francés Balestre. Según su comunicado, en el que se daba un ultimátum a la FISA, se ponían a disposición del Tribunal de Apelación, que deberá reunirse el próximo día 10 de junio, aceptando su decisión. Pero que si la FISA pretendía que unos cuantos los sancionados— no corriesen en España no lo haría ninguno de ellos.

A partir de entonces —últimas horas de la noche del jueves—comenzaron unas negociaciones que iban a durar toda la noche. El problema central era que al margen de consideraciones de índole jurídica o burocrática, el trasladar la decisión al Tribunal de Apelación suponía que el Gran Premio de España se disputase sin problemas y que éstos pudieran trasladarse a la siguiente carrera, a disputar en Francia. La nacionalidad del presidente de la FISA, que había sido determinante para que el problema no surgiese en Mónaco como, por la cronología de los hechos, debería haberse producido, era también determinante para no trasladar el conflicto a la prueba francesa.

En dichas larguísimas negociaciones, que quedaron definitivamente truncadas pasadas las 7.00 horas de la mañana de ayer, viernes, la postura de la propia Federación Española de Automovilismo (FEA) fue lamentable. La Federación Española no sólo se puso totalmente de parte de la FISA —lo que en cierta forma, implicaba estar en contra del organizador y de la carrera españoles—, sino que, paradójicamente, algunos de sus componentes pronunciaron las posturas más duras e irreconciliables.

Rotas ya dichas negociaciones, todas las partes en conflicto acudieron al circuito del Jarama, donde los pilotos esperaban ansiosamente la decisión final. Las dos posibilidades que quedaban eran la no celebración de la carrera, con los perjuicios inherentes para el organizador, los constructores, los patrocinadores, los pilotos y el público, o hacerla al margen de cualquier consideración de la Federación Internacional. Después de las correspondientes reuniones con los representantes de equipos, pilotos y organizador, se llegó al acuerdo de optar por la última de las dos soluciones.

En ese momento, la Federación Española, en lugar de inhibirse, volvió a adoptar otra postura que ponía en peligro la carrera. En un comunicado oficial, y en base a ser la Federación la que posee el poder deportivo nacional, prohibía la celebración de la carrera. Este argumento fue utilizado por algún equipo —Ferrari, Alfa Romeo y Renault— para decir que, si allí no había ningún poder deportivo, ellos no correrían.

Después de que los coches salieran ya a la pista —aunque con considerable retraso y con las ausencias de los ya citados—, y como las negociaciones proseguían, a primeras horas de la tarde de ayer el RACE, poseedor del poder deportivo internacional —que cede anualmente a la Federación Española de Automovilismo— y ante la conducta de ésta, retiró dicho poder a la Federación Española. El objetivo era obviar los escrúpulos de esos equipos e intentar que todos disputasen la carrera, al margen de lo que pudiesen decir los viejos directivos de la FISA, generalmente muy lejos de la realidad actual de este deporte, y al margen también de la automáticamente inexistente FEA.

Hoy, sábado, cuando se reanuden los entrenamientos oficiales, será cuando estos equipos tendrán que definirse. Pero la carrera, con independencia de las mucha fuertes presiones recibidas por el RACE, a nivel internacional y nacional, se disputará mañana, domingo, con la casi totalidad de los equipos. Un nuevo Campeonato del Mundo habrá nacido entonces.

Con independencia de la polémica, que centró la atención en el circuito del Jarama, los Ligier —Laffite y Pironi— consiguieron los mejores tiempos en los entrenamientos oficiales, por delante de los Williams —Reuttemann y Jones—. El español Villota logró el puesto quince, por lo que podrá tomar la salida sin dificultad.

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