Sandro Pertini,
presidente de la República de Italia, se resiste a ser vencido por la burocracia del protocolo, y ayer volvió a romperla en Granada, donde continuó su visita oficial a España. El señor Pertini hizo en la ciudad de la Alhambra todo lo que un turista normal hubiera deseado hacer en un día con sol: visitó la plaza de Bib Rambla y desayunó allí café con churros. Luego decidió acudir al mercado, para comprar pescado. Cuando fue a pagar se halló con el bolsillo vacío de pesetas, por lo que tuvo que pedir -disculpas al tendero. Cambió sus liras en un banco próximo y regresó con el dinero español para recoger una pescadilla. Después fue rescatado por el séquito que le acompaña en su viaje y comenzó a comportarse como manda el protocolo, que para él jamás es demasiado estricto.
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