El análisis de la estructura productiva española
Hace ya tiempo, el hoy Nobel de Economía profesor Wassily Leontief escribía que «el panorama que ofrece la economía en la actualidad es el siguiente: de un lado tenemos una teoría muy desarrollada sin hechos que la corroboren y, de otro, una inmensa cantidad de datos sin ninguna teoría que los integre». Aunque esta afirmación pudiera seguir siendo válida hoy en día, es preciso reconocer que se ha avanzado bastante desde entonces, especialmente gracias a la introducción de técnicas cuantitativas que, con la ayuda de las modernas computadoras, han permitido cerrar en parte aquel bache -o, al menos, impedir que se continuara abriendo aún más.Precisamente, dentro de este proceso de perfeccionamiento ha sido fundamental la aportación de aquel economista que sentía y expresaba tan claramente su insatisfacción con el estado de los conocimientos disponibles. Tres han sido sus principales aportaciones:
1. La elaboración de las tablas input-out put. Como es bien sabido, una tabla input-output es un cuadro estadístico de doble entrada que analiza la interdependencia de los distintos sectores de la economía, describiendo los bienes y servicios que cada sector productivo recibe de los restantes (inputs) y los que aporta al consumo intermedio de los otros sectores y a la demanda final (output). Como reiteradamente ha expuesto el propio creador del análisis, la construcción de tablas input-output para las distintas economías constituye un valioso instrumento para mejorar el nivel estadístico y para orientarla elaboración de las estadísticas económicas. Por su propia configuración, la construcción de la tabla pone en evidencia doblemente (por lo que cada sector productivo vende a los demás y por las compras que cada sector productivo realiza) las lagunas e insuficiencias del aparato estadístico de un país y facilita orientaciones de gran valor para elaborar un programa nacional de estadísticas. Por otra parte, la tabla tiende a eliminar las contradicciones y fallos de las estadísticas convencionales, al ofrecer esa doble contrastación de las distintas informaciones. De esta forma, la tabla input-output ha conducido a una mejora importante en el conocimiento de la realidad económica que, de otra manera, no se hubiera producido.
2. El análisis input-output permite, a través del conocimiento de las compras y ventas de los distintos sectores productivos, conocer el entramado de sus interdependencias (tanto directas como indirectas) y prever qué modificaciones ocasionará a la estructura productiva la variación en la oferta o en el precio de un producto, y los requisitos necesarios de producción que deben cumplirse para atender a una alteración dada de la demanda final (gastos públicos o privados de consumo o de inversión, por ejemplo).
3. Las tablas y el análisis input-output permiten conocer asimismo, de modo sistemático y con detalle, el grado de interdependencia de una economía con respecto al exterior, y también establecer, por otra parte, comparaciones internacionales respecto de las estructuras económicas de los distintos países.
Contar con la información que deriva de esas tres aportaciones es siempre interesante para elegir con acierto las medidas de política económica. No hay elección inteligente sin información adecuada. Y las tablas y los ejercicios del análisis input-output suministran esa información.
Contar con esos datos que se derivan de las tablas y del análisis input-output es siempre interesante, pero lo es mucho más en una etapa crítica como la actual. Si en algún punto convienen hoy los economistas de cualquier signo es en que la crisis económica con la que nos enfrentamos es, sobre todo, una «crisis de oferta», y que de ella no podrá salirse sin variar la estructura productiva heredada del pasado y sin programar y ejecutar con perseverancia y resolución los ajustes sectoriales necesarios. Este ajuste de la estructura productiva a la crisis resulta difícil -por no decir imposible- realizarlo con acierto sin conocer las principales relaciones -directas e indirectas- entre los sectores productivos y el carácter con el que se configuran cada uno de los sectores productivos de la economía por sus efectos o dominio sobre los demás.
Esa mención de las aportaciones y del análisis input-output Parece más que suficiente para justificar la importancia de la elaboración de las tablas para un país como España. Esta necesidad se sintió ya así desde el pionero trabajo referido a 1954 y dirigido por los profesores Valentín Andrés Álvarez y Manuel de Torres Martínez. Desde entonces se habían realizado tablas para cada cuatro años hasta 1970. Era preciso, por tanto, una nueva tabla más actual que permitiera conocer la nueva realidad económica provocada tras la primera crisis del petróleo, que de forma tan brusca ha marcado a las distintas economías. Puesto que no parecía haber signos de que algún organismo oficial de la Administración española tuviese intención de acometerla elaboración de una nueva tabla, el Fondo para la Investigación Económica y Social de la CECA decidió, hace casi dos años, tomar bajo su responsabilidad esta difícil empresa. El resultado acaba de ser publicado con el título de La estructura productiva española, y contiene, además de las tablas propiamente dichas, un primer análisis de algunas interdependencias y características de la economía española que se desprenden de los nuevos datos aportados por aquella.
Crisis y reconversión industrial
De los frentes que abarca esta publicación interesa destacar aquellos que de modo más directo pueden servir de apoyo para la política económica, especialmente los que se refieren a la debatida cuestión de la reconversión industrial y a la búsqueda de un camino para la salida de la crisis. A estos efectos es preciso tener en cuenta que la tabla se refiere al año 1975, de modo que, aunque la economía española ya había recibido el primer shock de la crisis del petróleo, todavía no había reaccionado adecuadamente ante ello, ni sus efectos se habían trasladado plena mente al resto de la economía. Pero, en cualquier caso, hay al menos cuatro grandes temas en los que ya pueden adelantarse algunas conclusiones, que son de vital importancia para la elaboración de un programa económico que ponga proa a la salida de la crisis. Estos son la estructura productiva, el empleo, el sector, exterior y los precios.
Como se ha indicado ya -y es bien conocido- en el corazón de la crisis actual hay un profundo problema de inadecuación de la estructura productiva existente (especialmente industrial) con los datos de las nuevas coordenadas impuestas en parte desde fuera. Al comparar la estructura productiva de 1975 con la de 1970, los economistas C. Martín y L. Rodríguez Romero concluyen que «apenas han tenido lugar variaciones significativas». Desde entonces, todo parece indicar que el proceso de acomodación ha ido poniéndose en marcha, pero no al ritmo que la intensidad de la crisis marcaba como necesario. Esa inadaptación de la estructura productiva a la crisis .alcanza especial gravedad en España, y reclama una rápida transformación y reajuste industrial. Lo que está pasando en los sectores siderúrgico, de construcción naval, textil o bienes de equipo es grave, no sólo por las ingentes pérdidas que se están acumulando año tras año, sino especialmente por la creciente disparidad con los vientos que soplan en el mundo, movidos por los nuevos esquemas de la división internacional del trabajo.
Resulta indudable que no se puede salir de esta situación sin una estrategia, y tampoco puede elaborarse una estrategia sin un conocimiento completo -es decir, estructural- de la situación. Conocer cuáles son los sectores claves, cuáles los impulsores y cuáles los estrangulamientos de nuestro desarrollo industrial es un requisito previo a cualquier salida ordenada -esto es, programada y menos costosa- de la crisis. No sólo se requiere la adopción de medidas resueltas, sino que éstas estén coordinadas entre los distintos sectores a través de un plan, programa, estrategia -o como quiera llamarse-, hoy día inexistente. El problema de la reconversión industrial es un tema de conjunto, que afecta, a través de las relaciones intersectoriales y sus efectos inducidos, a toda la economía es pañola, y que exige, en consecuencia, poner un mayor acento sobre medidas no sólo de estabilización y saneamiento -imprescindibles-, sino también sobre la decisiva transformación de la estructu ra productiva.
La aportación de C. Martín y L. Rodríguez Romero, utilizando las tablas de 1975, permite sentar ciertas bases fundamentales para establecer una salida programada de la crisis económica. En primer lugar, se constata que las relaciones de circularidad son escasas en nuestra economía, dándose un acusado predominio de las relaciones de dependencia sectorial frente a las de interdependencia productiva. Pero quizá lo más operativo que debe destacarse de ese trabajo sean tres conclusiones:
1. Son actividades productivas claves (es decir, con efectos de arrastre hacia adelante y atrás superiores a la media) de la economía: la gandería, cemento y derivados, diversas químicas de base, algunas alimentarias, metálicas, sus transformados y maquinaria, junto con las instituciones financieras.
2. En lo que respecta a los sectores cuya producción puede llegar a ser un estrangulamiento básico del sistema, son tres fundamentalmente: la agricultura, los principales subsectores energéticos y los transportes terrestres.
3. Finalmente, como actividades con un papel más activo en el crecimiento de la economía, se destacan la construcción, las químicas destinadas a la industria y consumo final, automóviles y material de transporte y las manufacturas ligeras, como alimentarias, textil y madera y mueble.
De la clasificación anterior no debería concluirse, de un modo simplista, que debe darse prioridad absoluta a ciertos sectores frente a otros. Hay factores tan importantes como la disponibilidad de materias primas y energía, la creación de empleo, la generación de divisas, etcétera, no tomados en cuenta en el análisis anterior, que pueden,sin embargo, obligar a un cambio de estrategia. Pero lo que no cabe duda es que es necesario tomar en consideración las -anteriores características-de cada sector frente al desarrollo general de la economía.
El emplo
Las tablas input-output son también un instrumento valioso para sentar las líneas maestras de una política de generación de empleo. Es este el problema más grave que tiene planteado nuestra economía en las presentes circunstancias, tanto por su elevado coste social como económico. Sin embargo, como empieza a ser generalmente reconocido, la solución de este problema pasa inexorablemente por la de otros -inflación, productividad, mejor asignación de recursos-, hasta el punto de que pudiera afirmarse que el paro es la consecuenciá de otros problemas, y que, en tanto no se resuelvan, no permiten que éste sea atajado en profundidad con medidas de actuación directa.
La publicación del FIES «La estructura productiva española» contiene un trabajo de un equipo de economistas dirigidos por el profesor C. Sebastián, que, mediante un modelo de optimización en el que se ensayan condiciones alternativas sobre el sector exterior, los precios del petróleo, la tecnológía y otros factores, se llega a conclusiones orientadoras sobre las posibilidades potenciales de empleo de nuestra economía. En particular, los resultados de la investigación «indican que las variaciones interindustriales que se han producido en el pasado, de seguir en el futuró, supondrían una notable merma de las posibilidades de crecimiento y generación de empleo de nuestra economía».
Como es esta una señal de alarma de vital importancia, conviene insistir en las conclusiones de esta investigación. Por ejemplo, se advierte que la creación de puestos de trabajo en los sectores no agrícolas de nuestra economía será inferior al 1% anual, a menos que deje de producirse un cambio tecnológico de características similares al del pasado, junto con la difícil condición de que no se eleve el precio real del petróleo, y además que la oferta de divisas tenga un comportamiento extraordinario.
A veces se afirma y se defiende con energía que para aumentar el empleo bastaría con desplazar el gasto desde el consumo. privado al consumo público, con lo que se ga narían dos cosas: una mayor ocu pación y una provisión de bienes más deseables (los públicos), a lo que se añade generalmente una crítica con literatura barata del consumo privado y el «consumismo». De esta alteración del gasto nacional a favor del gasto público se trata en el modelo realizado por el equipo de C. Sebastián. El resultado a que se llega indica que ese mayor empleo que se conseguiría sólo en el caso de forzar el gasto público a costa de reducir el creci miento del consumo privado, de modoque si los consumidores no considerasen la expansión de los servicios colectivos como sustitutiva de su consumo privado, tal política de generación de empleo sería inviable. Un deber de coherencia exige, por tanto, aceptar que cualquier programa de empleo basado en un mayor gasto público debe ganar la aceptación social para hacerlo viable, lo cual requiere imponer (un verbo que los políticos rara vez conjugan en público) disminuciones en el consumo privado.
Por otra parte, las tablas y el análisis input-output permiten conocer la capacidad generadora de empleo de los distintos sectores productivos, un dato fundamental para valorar las oportunidades abiertas a la ocupación en el país. La estructura productiva de 1975, tal y como la ofrece la tabla input-output, destaca como sectores básicos suministradores de ocupa-ción la alimentación, el vestido y el calzado y la construcción de viviendas. En todas estas actividades una unidad de demanda final genera mpleos por encima de dos puntos. Especial significación adquiere la construcción de viviendas, con una capacidad generadora de empleo de 2,23 unidades, valor que acentúa el arácter estratégico del lanzamiento de este sector productivo en los momentos actuales. Los datos de 1975 arrojan, sin embargo, tambien otros resultados menos optimistas como aquellos que indican que todos los sectores productores de energía generan por cada unidad de demanda final muy poca capacidad de empleo (capacidad que va del 0,70 en la energía eléctrica al 0,06 en el refino de petróleo).
Una meditación en torno a estos valores prueba muy pronto la gravedad del tema del empleo en nuestro país y la necesaria utilización de la información que suministran las tablas y el análisis input-output para orientar una política que trate de ofrecer proposiciones válidas y no utópicas, eficientes y no inflacionistas.
El sector exterior
Pese al buen comportamiento del sector exterior de nuestra economía en los últimos ejercicios, es de sobra conocido que es este un estrangulamiento estructural de nuestras posibilidades de desarrollo y que, posiblemente, va a seguir siéndolo en el futuro. Por ello, todos los esfuerzos que se realicen en la mejor comprensión de nuestra dependencia exterior deben ser bien recibidos. De nuevo, también aquí las tablas input-output son un excelente instrumento para analizar esta cuestión. Así lo han sabido ver lós; autores que hemos citado anteriormente, en cuanto que en sus respectivas investigaciones se
El análisis de la estructura productiva española
ocupan del tema dándole la importancia que se merece.Utilizando las tablas de 1975 y 1970, C. Martín y L. Rodríguez Romero comparan las estructuras relativas del comercio exterior de nuestra economía de ambos años, y concluyen que en este período se ha aumentado tanto la propensión a importar como a exportar. La primera, sobre todo, en el sector derivados de petróleo, y también, de modo significativo, en los sectores de coquerías, otras extractivas, conservas, bebidas, y otras alimentarias, textil, cuero y calzado, maquinaria eléctrica y construcción naval. En cuanto a la propensión a exportar, el trabajo concluye que han sido especialmente dinámicos los sectores químico, maquinaria, material de transporte, textil, cuero y calzado, cemento y siderurgia.
También el trabajo del equipo de C. Sebastián dedica una atención especial a este tema, utilizando el mismo modelo multisectorial y la misma base de datos (tabla input-output) de 1975 que para su análisis de la generación de empleo. El resultado general es que «el sector exterior juega un papel fundamental en la delimitación de las posibilidades de crecimiento y generación de empleo dé nuestra economía». En condiciones idénticas de contenido importador de las actividades productivas, los supuestos alternativos que se consideran sobre la evolución de los componentes exógenos de la oferta de divisas llevan a resultados tan diferentes como pasar de un ritmo de crecimiento potencial de un 5,2% en el caso más favorable a un 3,8% en el menos favorable. Alternativamente, distintas variaciones en el contenido importador de las actividades productivas españolas dan lugar a una reducción del crecimiento potencial de la economía española desde el 4,5 % a un 3,7%.
La conclusión final de estos autores es la siguiente: a fin de incrementar la limitada capacidad de crecimiento de la economía-española, y teniendo en cuenta lo difícil que resulta operar por el lado de la oferta de divisas, es preciso intentar hacerlo por el lado de la demanda. Lo cual implica orientar la economía hacia actividades menos utilizadoras de divisas, «orientación que sólo podrá realizarse mediante políticas sectoriales que racionalicen el uso que los diversos sectores hacen de los recursos escasos». Y si bien puede estarse de acuerdo o no con esta estrategia, es necesario reconocer que, en todo caso, debe ser fuente de profunda meditación.
Finalmente, la publicación La estructura productiva española contiene un trabajo del profesor J. Segura dedicado por entero al tema de la dependencia exterior de la economía española a través de las tablas input-output.
El trabajo de J. Segura puede resumirse en algunas conclusiones fundamentales: en primer lugar, que la dependencia respecto de las importaciones intermedias es alta y creciente y que está fuertemente correlacionada con las actividades clave de nuestro desarrollo. En segundo lugar, que. de entre los distintos componentes de la demanda final, la exportación es la que más concentrada está en aquellos sectores más dependientes de importaciones intermedias. Finalmente, que la dependencia productiva exterior está principalmente sujeta a las importaciones intermedias de productos esenciales tecnológica y económicamente.
De todo ello se deduce que «las exportaciones españolas llevan asociadas un saldo neto de generación de divisas progresivamente más reducido», lo cual sería la continuación de una tendencia iniciada en 1962 y que puede llevar a estrangular la capacidad de crecimiento de la economía española. Esto plantea, en opinión del autor, que compartimos, como temas esenciales para el futuro de la economía española, los de la composición de la inversión y de las exportaciones. Es decir, no se trata ya simplemante de fomentar estas variables, sino de vigilar su composición bajo una estrategia selectiva que vaya paliando la dependencia analizada.
Los precios
La tabla input-output permite definir una estructura de costes. Puesto que la elevación del precio de cualquier input básico (el petróleo en el caso que nos ocupa) tiene un claro efecto sobre los costes industriales, partiendo de la hipótesis de traslación al ciento por ciento de costes a precios, y dando cabida en el análisis a los efectos amplificadores que esta traslación puede tener a través del entramado de relaciones entre las distintas industrias, J. Alcaide Guindo y J. L. Raymond han llevado a cabo una medición del incremento «justificado» de precios, derivado del aumento de los precios de los productos energéticos decretado en julio de 1979 en España.
El cálculo realizado no toma en consideración las posibles interacciones precios-salarios. Partiendo de estas hipótesis de trabajo, se llega a cifrar que el efecto sobre el índice de precios del consumo de esta elevación de precios se sitúa alrededor del 2,5 %. Además, la tabla input-output permite clasificar los distintos sectores productivos de acuerdo con el grado en que resultarán afectados por la elevación. En definitiva: como es lógico, los sectores más consumidores de petróleo son los que experimentarán mayores elevaciones «justificadas» de precios.
Estos porcentajes de aumento marcan una cota mínima para la inflación resultante de la elevación de los precios de los productos energéticos. Esta inflación se corresponde con la reducción en la capacidad real de compra que los distintos agentes de la economía española deben soportar como consecuencia de que el coste de un input básico de su proceso productivo ha experimentado un encarecimiento relativo. La inflación inducida total puede situarse por encima de este porcentaje, en la medida en que los distintos agentes económicos no estén dispuestos a admitir una caída de su capacidad de compra, de forma que se inicie una peligrosa espiral Inflacionista precios-salarios. Ello es, no obstante, una trampa que no logra transformar la realidad subyacente de que el precio relativo de un sector, el energético, se ha elevado y que la relación real de intercambio de los demás sectores frente a éste debe experimentar un descenso. No aceptar este hecho debe necesariamente conducir, a través de la aceleración inflacionista, a un empobrecimiento real de la economía todavía más acusado.
Este es, en esencia, el mensaje que se desprende del último trabajo contenido en la publicación que comentamos acerca de los efectos inflacionistas derivados de la elevación del precio de un bien cuya oferta es limitada. Y en tal contexto debe encuadrarse el significado de los aumentos «justificados» de precios que se obtienen por medio de los diversos experimentos de simulación realizados con la tabla.
La tabla para 1980
Es fundamental ahora, transcurridos cinco años desde 1975, que por los organismos oficiales responsables de la estadística se inicien los trabajos preparativos para la elaboración de la tabla correspondiente a 1980. Con ella podrá comprobarse si las tendencias anunciadas en los trabajos que han utilizado las tablas de 1975 se han desarrollado en la dirección prevista. Lo más probable es que ésta muestre, en su día, el agravamiento progresivo que se ha producido en los desequilibrios estructurales de la economía española, y quizá dé más luz sobre los caminos a seguir por la política económica. Entre tanto, se dispone ya, gracias a la tabla de 1975, de unos datos y unas conclusiones que permiten no retrasar más la adopción de decisiones en un área en la que todos nos estamos jugando nuestro futuro.
Con objeto de continuar avanzando en esta dirección, el FIES-CECA ha organizado un seminario para el próximo fin de semana, en el que los especialistas nacionales podrán intercambiar sus experiencias, así como contrastar éstas con opiniones tan valiosas como las del premio Nobel Leontief, que asistirá a la reunión, o las de la profesora Carter, cuyas investigaciones han servido de guía a muchas de las realizadas en España. También asistirán expertos de la Eurostat, con lo que podrá estimarse nuestro nivel de conocimientos relativo al de otros países europeos.
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