Consejos prácticos para la maratón del domingo

A un día de la celebración de la Maratón Popular de Madrid conviene prever las dificultades que pueden aparecer en la carrera. Muchas de ellas se pueden evitar. Hay que prestar tanta atención a la indumentaria como a los problemas que se sabe irán surgiendo a través de los 42,195 kilómetros.No es aconsejable estrenar nada el día de la carrera. De esta manera se evitan sorpresas desagradables. Las zapatillas no producirán molestias, pues ya habrían ajustado a los pies, y las ropas, si se han lavado previamente con suavizante, no causarán rozaduras.

Antes de calzarse conviene prevenir los pies para la dura prueba que van a afrontar, rociándose de polvos de talco o vaselina. Las ampollas pueden evitarse si se echa cierta cantidad de alcohol en el interior de las zapatillas, justamente las punteras. Si existe la posibilidad de que vayan a salir rozadoras hay que colocar un día antes una tirita acoplada perfectamente a la piel, y él día de la prueba recortarlas, de manera que sólo quede la parte acolchada.

Tanto la camiseta como el pantalón conviene que sean amplios y de hilo o algodón, al igual que los calcetines, si se usan. Es posible que se produzcan rozaduras en la entrepierna y en las axilas, por lo que conviene echarse en esas zonas crema protectora.

Poco antes de la salida es recomendable hacer unos ejercicios mínimos que permitan estirar los músculos de las piernas y empezar la carrera lentamente, para ir entrando en calor paulatinamente. Salir rápidamente no conduce a nada, a no ser que se aspire a. la victoria. El ritmo adecuado estará incluso por debajo del llevado en los entrenamientos. Es preciso haber planificado los diferentes tiempos calculados para la carrera, ya que el secreto del éxito está en mantener el ritmo. Relojes cada cinco kilómetros ayudarán a mantenerlo.

En los 42,195 kilómetros de la carrera pueden pasar muchas cosas, por eso es mejor llevar un trote suave y raso. Hay que correr lo más sobriamente posible, pues un malgaste de energías puede conducir al fracaso. Las pruebas de grandes distancias se corren más con la cabeza que con los pies.

Durante la prueba, la fatiga y el cansancio crean necesidades. La primera es beber agua. Cuanta más se beba, más necesidad se crea. Hay que beber sólo lo justo. Habrá puestos de avituallamiento cada cinco kilómetros y, entre ellos, cubos con esponjas para refrescarse. Durante la carrera no tiene objeto comer algo, ya que no se podrá digerir. El organismo ya tiene demasiado trabajo haciendo circular la sangre y el oxígeno y ocupándose de las complejas reacciones químicas que se producen.

Si llega algún dolor o molestia, lo indicado será presentarse a una de las doscientas personas que estarán pendientes de la salud de los participantes. Para ello habrá 36 coches dispuestos, que, por radio, podrán avisar a una de las quince ambulacias, si el caso presenta alguna gravedad.

Y si lo que flaquean son las fuerzas en los últimos kilómetros, no hay que preocuparse. El ver ya tan cerca la culminación de una hazaña convierte la voluntad en férrea.