_
_
_
_
CANARIAS

Un hombre se suicida después de matar a su sobrina, con la que mantenía una relación amorosa

El albañil de 36 años Lorenzo Santana y su sobrina, de dieciocho, Paula, acordaron mutuamente quitarse la vida, con el beneplácito de la esposa del primero, después de que se conociera que mantenían una relación amorosa iniciada cuatro años atrás. El suceso, que ocurrió en el término municipal de San Mateo (Gran Canaria), ha conmovido a las siete islas, no sólo por las trágicas consecuencias, sino por las circunstancias que lo motivaron.

La historia se remonta a cuando la joven Paula Santana quedó huérfana, a los doce años, y sus familiares decidieron que fuera a vivir con sus tíos, el matrimonio formado por Lorenzo y Cándida Santana, a un pago de San Mateo conocido como La Lechucilla, ubicado en las zonas de medianías de la isla, donde se cultivan abundantes viñedos. El matrimonio tenía tres hijos pequeños y la joven sobrina les podía ayudar en las tareas domésticas y en la huerta que dedican al cultivo de hortalizas.Cuando Paula contaba catorce años -dos después de haber ido a vivir con sus familiares-, inició las relaciones con su tío, que ayer desembocó en un apasionado drama de amor y muerte. No obstante, la joven inició un noviazgo con otro muchacho de la zona, aunque puramente formal, pues seguía manteniendo la relación amorosa con su tío.

Por eso la tragedia la desencadenó, indirectamente, el novio, cuando le planteó el pasado domingo la posibilidad de casarse con ella. La joven le contó entonces que eso no era posible y le confesó sus relaciones con su tío Lorenzo. Según parece, el novio acudió a ver a la familia para manifestarle sus propósitos de matrimonio y advertirle al tío de la situación de ilegalidad e inmoralidad que estaba viviendo. Si bien al principio lo negó todo, Lorenzo acabó reconociendo la verdad, y el muchacho le planteó una salida así como la amenaza de denunciarlo si se empeñaba en seguir manteniendo la situación.

Según se ha sabido, la desesperación se apoderó de Lorenzo Santana, que comprendió que su amor tocaba a su fin, al mismo tiempo que temía acabar en la cárcel. Lo que más le obsesionaba era el qué dirán de la gente del lugar, hasta el punto de preferir morir antes que los vecinos le señalaran con el dedo. Esta es por regla general, la mentalidad que existe en las zonas rurales de Canarias, muy alejadas de las grandes ciudades.

Los dos amantes se reunieron el pasado jueves por la noche y él le comunicó a ella la decisión de quitarse la vida. La joven Paula ciega de amor, le dijo que ella también quería morir, para correr la misma suerte que él. Ambos firman entonces una escueta nota que dice así: «Yo me mato por las causas que han ocurrido con mi sobrina. Esto es para las autoridades. No nos lleven al cementerio de San Lázaro a ninguno de los dos. Firmado, Paula y Lorenzo». Es el miedo al qué dirán el que les lleva a pedir que les entierren en Las Palmas, lejos de los vecinos de San Mateo. En otra nota, Lorenzo dice a su mujer: «Vende el coche a mi hermano; vale 250.000 pesetas; con ese dinero da de comer a mis hijos».

Una vez que terminó la reunión de los dos suicidas, en la que también estaba presente la esposa, como silenciosa espectadora de un drama teatral, Lorenzo cogió la escopeta, dio la mano a Paula y se alejaron unos cuarenta metros de la casa. Allí, en un lugar rodeado de viñedos, le disparó dos veces con su escopeta y le destrozó la cabeza. La masa encefálica quedó esparcida por el lugar. Seguidamente, Lorenzo comenzó a caminar hacia su casa, al mismo tiempo que abrió fuego contra sí mismo. Cinco veces se disparó hasta caer muerto.

Posteriormente, la esposa -que ha declarado no oír los disparos- avisó a los vecinos y la noticia corrió como la pólvora. Cuando llegó el novio de Paula al lugar de los hechos se abrazó desesperadamente al cadáver de la joven. Más tarde, contaría toda esta historia a la Guardia Civil.

Un drama de amor y muerte con unas connotaciones sociológicas muy características de las zonas rurales del archipiélago canario.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_