Huelga de celo indefinida en la Ciudad Sanitaria La Paz
Una huelga de celo indefinida y concentraciones diarias en el vestíbulo principal, a primeras horas de la tarde, fueron las principales decisiones adoptadas en la asamblea celebrada a mediodía de ayer en la Ciudad Sanitaria La Paz, para protestar por las medidas que ha tomado la dirección contra los ATS que permanecen en huelga desde hace días.
En la asamblea, en la que participaban personas de todos los estamentos, se decidió por unanimidad de los más de quinientos asistentes pedir la dimisión del director de la ciudad sanitaria, doctor Cabeza, y la de su equipo de dirección.Según representantes del comité de empresa de La Paz, las peticiones de la asamblea responden a la decisión del director de sancionar a todos los ATS con 6.000 pesetas por los días que llevan en huelga hasta el momento.
Ante las protestas habidas a raíz de la sanción, el doctor Alfonso Cabeza exigió que cada ATS que no hubiese participado en la huelga firmase una carta comunicando su no participación. Pero la carta la firmaron todos los trabajadores de este estamento empleados en la ciudad sanitaria.
Según las fuentes del comité de empresa, la reacción de la dirección fue pedir los nombres de cuatrocientos enfermeros para aplicarles a ellos la sanción.
Por otra parte, ayer fue destituida la jefa de enfermeras de la ciudad sanitaria, como consecuencia de la situación creada por la huelga. Para sustituirla fueron llamadas a cubrir la baja dos jefas de servicios de rango inferior, y al no aceptar el cargo fueron a su vez relevadas del que actualmente ocupan. Pasada la una de la tarde, y mientras se celebraba la asamblea, fue comunicado a los asistentes el nombramiento aceptado por otra jefa de servicio. Al tiempo que se informaba de este hecho, una de las ATS que había sido propuesta para cubrir alguno de los puestos vacantes declaró a la asamblea que los nombramientos están hechos antes de llamar a los elegidos, al margen de que éstos acepten o no el cargo.
Una vez conocidos estos hechos, los asistentes a la concentración decidieron exigir, además de la dimisión del equipo de dirección, la de los que aceptasen los cargos de los destituidos por el director y, al mismo tiempo, reclamar la reposición en sus puestos de los cesados.
Si las medidas aprobadas (huelga de celo y concentraciones diarias) no surten los resultados esperados, los concentrados barajaron la posibilidad de llevar a cabo otras acciones, entre ellas la culebra, consistente en recorrer los distintos departamentos de la ciudad sanitaria en manifestación.
Según las mismas fuentes, la huelga de celo aprobada en la asamblea no representará una falta de asistencia a los enfermos.
Tras la asamblea, un redactor de EL PAIS fue recibido por el doctor Cabeza, que manifestó taxativamente que no haría declaraciones. De todas formas, al conocer la oposición de los trabajadores a los ceses, señaló que éstos son por motivos de reestructuración. Por último, manifestó que «cuando un hospital funciona bien, el director es muy bueno, pero cuando funciona mal, el director es el culpable, un cacique... En fin, no voy a hacer declaraciones, pero tiene usted La Paz a su disposición ... ».
Y La Paz estaba llena de carteles en contra de la dirección: «Cabeza y dirección, destitución», «Cabeza, a pesar de todo, Carmina es la jefa de enfermería», «Por inepto, represor, incapaz, inútil... Cabeza, dimite». En el comité de empresa le calificaron de cacique porque no respeta las decisiones de la junta de gobierno, porque asiste a las reuniones con un magnetófono, con el que hace sus declaraciones, y no atiende a los demás. Por todo ello, el comité de empresa pide su dimisión.
Información sobre el conflicto de los ATS, en página 61
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.