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Desacuerdo entre PSOE y PCE en el gobierno de la Diputación

El grupo comunista de la diputación provincial no está de acuerdo con la estructura actual de gobierno de dicho organismo e insiste en la necesidad inmediata de su modificación, así como en la redacción de un programa de actuación común. Las pretensiones comunistas parecen ser coincidentes con la mayoría de los diputados socialistas, pero la lentitud de las negociaciones -ambas cuestiones fueron planteadas por los primeros a los pocos días de la victoria de las elecciones- podría originar una crisis en las relaciones entre ambos grupos.

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Un incidente inusual, ocurrido durante el pleno celebrado ayer, dio a entender una cierta sensación de enfado de los comunistas hacia sus compañeros en el gobierno de la diputación. El pleno tuvo que empezar con veinte minutos de retraso porque los primeros estuvieron reunidos en el despacho del vicepresidente primero, Luis Larroque, durante ese tiempo.Desde hace varios días se conocía que los dos grupos estaban estudiando la forma en que se podría acometer una reestructuración profunda del gobierno de la diputación, y el incidente aludido se relacionó con la existencia de posibles divergencias en las conversaciones. Al término del pleno, en una rueda de prensa celebrada a continuación, Carlos Revilla contestó un tanto ambiguamente a preguntas de los periodistas que «después de un año de gobierno de la mayoría de izquierdas estamos estudiando su funcionamiento y las dificultades que se oponen a una mayor agilización y concreción de objetivos en las diferentes esferas de actuación». El señor Revilla añadió más tarde que «no hay tensiones».

Luis Larroque fue bastante más explícito que su presidente. El señor Larroque explicó que los dos grupos de diputados vienen reuniéndose en los últimos meses para buscar esas fórmulas de gobierno, sin que hasta ahora se hayan obtenido resultados satisfactorios. El vicepresidente mostró su fuerte preocupación por la lentitud en la toma de decisiones de la diputación, e insistió en la urgencia de redactar un programa de acción conjunta y crear un consejo de coordinación, estructurado como, un verdadero consejo de ministros a escala de la diputación. El señor Larroque mostró, sin embargo, su total confianza en que las divergencias de criterio se superarían en las próximas semanas, y calificó aquéllas como normales. «Si incluso dentro de un solo partido», dijo refiriéndose a UCD, «hay opiniones distintas sobre la formación del Gobierno, se puede considerar como normal que también existan en las relaciones de una coalición de dos partidos».

Consejo de coordinación

El debate central parece articularse acerca de la creación de un consejo de coordinación, propuesto por los comunistas con ese u otro nombre a los pocos días de constituirse la diputación democrática, y que se ha ido soslayando hasta hoy. Según pudo saber EL PAÍS, los comunistas consideran negativa la actual estructura de poder de la diputación, en la que un diputado en persona es el responsable de un departamento concreto, lo que origina indefectiblemente una actuación personalista. Es decir, los restantes diputados no tienen mecanismos oficiales para mediar en su gestión, que puede ser buena o mala. Los comunistas quieren superar esta estructura de departamentos estancos y configurar un órgano de gobierno de responsabilidad y decisiones compartidas en todos los campos. Esta nueva estructura, junto con la redacción y puesta en práctica de un programa de actuación común, permitiría mejorar sensiblemente la capacidad de realizaciones de la diputación.Durante este año de mayoría de izquierdas, es sintomático el dato de que ambos grupos de concejales sólo se han reunido conjuntamente en tres ocasiones, y, salvo en un caso, para cuestiones de no demasiada trascendencia. Las ideas de los comunistas fueron presentadas a Carlos Revilla casi desde su toma de posesión. Fuentes comunistas consultadas indican que la mayoría de los diputados socialistas estarían de acuerdo con el cambio, por lo que subsiste entonces la pregunta de por qué no se lleva a cabo de una vez. Aunque en este punto las fuentes consultadas no quisieron ser más explícitas, todo parece apuntar a las resonancias de la política nacional a escala municipal. En un momento en que a nivel de ejecutivas nacionales las relaciones de PCE y PSOE no son buenas, sería un contrasentido que en la Diputación de Madrid ambos grupos llegaran a formar un gobierno común. Aunque hasta ahora no se ha encontrado una solución satisfactoria al problema, tanto comunistas como socialistas minimizaron su importancia.

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