El Madrid jugó un pésimo partido
El Madrid perdió sus esperanzas de ser finalista europeo por culpa de un pésimo partido defensivo. Los nervios y la mala colocación de sus hombres le hicieron gastar prematuramente la renta que traía del Bernabéu. El Hamburgo, con un fútbol sencillo y bien ejecutado con Kaltz muy suelto durante el primer tiempo y con Keegan brillante, ganó con cierta facilidad. Sólo la ceguera de Michelotto ante tres derribos en el área madridista impidió que el Hamburgo asegurase su clasificación antes del minuto noventa, y permitió que durante el segundo tiempo el partido tuviera cierta emoción con la búsqueda por parte del Madrid de su segundo gol.La ventaja que se traía del Bernabéu le duró al Madrid sólo diecisiete minutos, y raro es que el Hamburgo tardara tanto en marcar ]os dos goles. Su esperada salida en tromba coincidió con un estado de terrible nerviosismo de los madridistas, y a poco de puesto el balón en juego nadie habría apostado ni un duro por ellos. Fallos absurdos en el control del balón, mala colocación en muchos hombres y una especie de acobardamiento general hicieron que el área del Madrid fuese escenario de continuos sobresaltos. A los cinco minutos García Remón había despejado con el pie dos remates desde muy cerca y había visto con alivio cómo tres balones muy peligrosos se iban fuera.
Nerviosismo aparte, el Madrid puso de relieve un fallo de planteamiento: Kaltz quedaba completamente solo en su banda, sin que ni Juanito ni Cunningham, que alternaban en la posición de extremo izquierdo, se preocuparan por cerrar sus subidas al ataque. Pero no fue la libertad de Kaltz la única baza de ataque del Hamburgo, aunque quizá sí sea justo decir que doblaba su poder ofensivo. También Keegan era un jugador eficaz, muy distinto del quejugó en Madrid, y en general todos los atacantes del Hamburgo superaban en la lucha a sus pares.
El resultado de esa superioridad del ataque del Hamburgo no tardó en dejarse ver. Sólo cuando antes del minuto veinte el Madrid había agotado su ventaja se serenó algo. .El Hamburgo aflojó en su presión, por temor a dejarse sorprender en algún contraataque y la defensa del Madrid se serenó. Entonces se pudo ver que, por lo menos, habíaciertoj uego de ataque. Del Bosque, Stielike y Pirri sacaban el balón de atrás con cierta calma y solían ver el hueco libre. Angel y Camacho ayudaban por sus bandas, y Cunningham era esta vez el jugador inquieto, rápido y hábil que el Madrid necesita. A la media hora, el negro se había apuntado un trallazo al larguero y un gol, que devolvía esperanzas al Madrid. Juanito también ofrecía un rendimiento eficaz y Santillana se partía la cara en el área para ver si caía algo.
Pero atrás seguía faltando seguridad cuando el Hamburgo apretaba, y antes del descanso vinieron dos goles más. Después, todo el segundo tiempo se consumió en un bello esfuerzo de ataque del Madrid, con algunas oportunidades falladas y con la aceptación del riesgo de que el Hamburgo marcara en algún contraataque. Las escapadas de los alemanes las cortaba el Madrid con leña dentro o fuera del área, y la colaboración de Michelotto permitió que hasta el final se mantuviera la esperanza de un segundo gol madridista. En los últimos instantes Boskov incluso hizo comparecer a Roberto, en un intento desesperado, pero fue el Hamburgo quien en el último minuto conseguía un quinto gol, que ponía un resultado más justo.
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