Los países de la CEE buscan una estrategia unificada sobre Irán

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Económica Europea están reunidos en Luxemburgo para encontrar una estrategia unificada sobre Irán. Anoche, el sentimiento predominante en medios comunitarios era que los nueve no concederán a Washington todo lo solicitado por el presidente Carter, embargo comercial y ruptura diplomática con Teherán incluidos.

Anticipándose a posibles sanciones económicas de la CEE, Irán negocia con países de Europa oriental la diversificación de su suministro de petróleo. Teherán suspendió ayer el suministro de crudo a Japón, después de que los principales importadores de este país se negasen en principio a pagar el crudo iraní a 35 dólares barril, una subida de 2,5 dólares respecto a los precios vigentes hasta el 1 de abril.Gran Bretaña lleva a Luxemburgo un plan en dos fases, para el que pretende ganar la aprobación de las dos posiciones más opuestas la francesa, enemiga de sanciones a Irán, y la alemana, favorable a poner en práctica alguna respuesta enérgica a la retención por Irán de los 51 rehenes norteamericanos.

El plan de Londres prevé una reducción inmediata del personal de las embajadas europeas en Teherán, la reimposición del visado para los viajeros entre Europa Irán y, probablemente, una prohibición de la venta de armas al régimen de Jomeini.

La imposición de sanciones posteriores será, sin embargo, el verdadero meollo de las discusiones de hoy en la capital del Gran Ducado. Las posiciones europeas se muestran muy divididas, aunque fuentes diplomáticas señalan que el plan británico contiene suficientes bases para un compromiso. Japón, por su parte, espera a la decisión de la CEE para poner en práctica sus propias medidas.

Alemania Occidental -seguida de Gran Bretaña- es el más enérgico abogado de las sanciones inmediatas contra Teherán, en parte porque Schmidt es el líder europeo más presionado por Washington y también por el acoso al que le someten sus enemigos políticos en este año de elecciones federales. Con matices, Bélgica, Luxemburgo y Holanda se han pronunciado por alguna forma de castigo. Francia, Irlanda, Dinamarca e Italia se oponen. París, en especial, se niega frontalmente a actuar bajo mandato estadounidense.

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