_
_
_
_

La apatía del Valencia propició el triunfo del Rayo

Vallecas respiró hondo el domingo. El Rayo había logrado dos puntos vitales, que pueden resultar decisivos a la hora de evitar el descenso. El equipo rayista mejoró notablemente respecto a anteriores encuentros, y supo crear vías de penetración ante el marco de Pereira, aunque los errores en el remate superaron negativamente cualquier índice de normalidad. El Valencia colaboró lo suyo en el triunfo rayista, con su apatía de la primera parte y con fallos también en los últimos metros cuando quiso arriesgar. Morena volvió a demostrar su calidad, en una jugada antológica que a punto estuvo de reventar Vallecas.La visita del Valencia no pudo llegar en mejor momento para el Rayo. Sin Kempes, su fisonomía es, por fuerza, muy distinta a la normal y sus posibilidades ofensivas se reducen considerablemente. Tampoco jugó el defensa Botubot, lesionado, y quizá también despistado, como otros defensas del equipo. Botubot, Tendillo y Arias se han alternado en recientes convocatorias de Kubala, sin llegar a jugar en ningún momento. Sólo queda Carrete, que acaso será citado en el próximo partido para completar el cuarteto de elegidos y olvidados. A todo esto, aunque quizá como premisa fundamental, la perspectiva de jugarse mañana el pase a la final de la Recopa, con el Nantes, trajo consigo el consabido conservadurismo y ciertos aires de contemplar la soleada mañana de Vallecas. En algún caso -Bonhof- la abulia llegó casi a extremos sancionables.

El Rayo, angustiado, necesitado de balones de oxígeno, supo aprovechar bien todas estas deficiencias de su rival y se lanzó de salida a atosigarle. Las oportunidades de gol se crearon de forma continuada, aunque fueron desaprovechadas en última instancia, y en algunos casos -Clares y Marian-, por torpeza infinita. El ordenado planteamiento del Valencia -algo bueno tenía que lucir- impidió también mayores sobresaltos, mientras Solsona intentaba construir un fútbol de contragolpe, que apenas existió en este tiempo, porque nunca encontró el «apoyo alernán». Bonhof dispara a 127 por hora, pero el domingo no corrió ni cien metros en todo el partido. El gol de Marian, en el último minuto, supuso el justo premio al esfuerzo rayista, además de llegar en el momento cumbre de los denominados psicológicos.

La segunda parte comenzó con una gozada visual para el amante de la belleza del fútbol. Morena se encargó de demostrar que ésta, aun con cuentagotas, todavía existe. El astro uruguayo comenzó su carrera desde el borde del área rayista en pos de un balón despejado, al que Carrete podía llegar con ventaja. No fue así. De forma magistral alcanzó a meter su pie antes de que llegara el defensa, al que dejó tirado, ya en medio campo. El balón fue a Clares, que se lo devolvió a Morena. La galopada continuó con un quiebro a Tendillo, y uno más, ya al borde del área del Valencia, al propio Pereira. El remate final, cruzado, sin ángulo de tiro, se paseó por la línea de gol. Clares, que había acompañado inicialmente la acción, no supo llegar en el momento preciso. La ovación fue espectacular. A Morena le faltó dar la vuelta al campo.

El Valencia, mientras, comenzó también a esforzarse y se estiró en busca del empate. Tuvo sus ocasiones, en un remate de Bonhof -con eso no se justifica el sueldo-, un disparo fuera de Castellanos en buena posición, y dos jugadas de Saura, que paralizaron a buen seguro la respiración de los rayistas. No hubiese sido justa la igualada. El Rayo volvió a crear peligro por triplicado: gol anulado a Morena, trallazo del uruguayo que dobló las manos a Pereira, con posterior remate fuera de Ciares y fortísimo disparo de Tanco enjugada similar a la anterior, por el despeje apurado del meta, y el torpe lanzamiento fuera, esta vez de Marian.

El Rayo supo salir adelante. Deportivamente, la salvación puede alcanzarse. Conseguido esto, será el momento de comprobar si puede salvarse también la gestión económica. El club sale a escándalo por semana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_