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Presentación en Madrid de una obra del antipsiquiatra inglés Joseph Berke

Ayer se presentó, en la librería Cuatro Caminos, de Madrid, el libro del antipsiquiatra inglés Joseph H. Berke Aquí no me tuve que volver loca, con asistencia del propio autor. El psiquiatra argentino Hernán Kesselman, prologuista del libro, realizó una exposición sintética de su contenido.

El doctor Berke intervino en las primeras experiencias realizadas en Londres por los doctores Laing y Cooper en su centro Kingsley Hall, fundando más tarde, en 1970, y en compañía de varios colegas, la Arbours Association. Una especie de comunidad terapéutica, algunas de cuyas interesantes experiencias quedan reflejadas en el texto Aquí no me tuve que volver loca, que aparece ahora traducido al castellano.Alto y ligeramente grueso, con una barba patriarcal y sólidas gafas de montura ancha, Joseph H. Berke explica pausadamente el concepto de crisis, sobre el que gira toda la teoría asistencial comunitaria que se realiza hoy en las cuatro casas que integran Arbours Association.

Siguiendo las pautas de Laing y Cooper, el doctor Berke mantiene la idea de que cuando una persona se enfrenta a una crisis emocional («puede habérsela provocado una pérdida de empleo, un accidente automovilístico o una separación matrimonial», señala) es necesario dejar que la crisis se desarrolle por completo dentro de ella sin abortarla mediante el empleo de drogas. En este sentido, la asociación, que incluye además un «centro de crisis», por él fundado, puede ser el lugar ideal para que esta persona o paciente se recluya y consiga salir de este colapso emocional enriquecido y desarrollado como ser humano. «Cuando alguien llama a nuestro teléfono», señala Joseph Berke, «pidiendo ayuda para una persona, normalmente solicitamos que venga además él, porque el tratamiento de la crisis o la locura hay que realizarlo en todo el grupo social que rodea a la persona enferma. Pero además si el paciente que viene a Arbours no puede prescindir de la presencia de su compañera, sus hijos o su perro, se les admite a todos en el mismo».

De la dependencia a la autonomía

Una vez en el «centro de crisis», donde varios terapeutas, psicólogos, asistentes sociales y personal no cualificado, compuesto simplemente por gente dispuesta a ayudar a los demás, conviven con los pacientes, la persona en crisis puede renacer como una mariposa sale de la crisálida, desde la dependencia a la autonomía. Este ejemplo del hombre mariposa es utilizado con frecuencia en el libro.El doctor Berke no utiliza el término curación, porque, señala, «el hecho de que una persona supere su crisis no quiere decir que no vaya a sufrir otras». Su resistencia a las drogas no excluye la posibilidad de utilizarlas en casos en que éstas puedan resultar de ayuda, rebajando el estado de ansiedad de un paciente. Pero, y esta es otra de las novedades -por lo menos en la psiquiatría europea- de Arbours Association, cuando se administra una droga -en ningún caso drogas fuertes-, se considera imprescindible que su uso se extienda también a las personas que constituyen el entorno social del paciente e incluso al propio terapeuta.

Vida en común

Dentro de Arbours, la vida se desarrolla en total comunidad, contribuyendo las personas internadas a subvencionar los gastos generales, cada uno en la medida de sus posibilidades. «De todos modos», explica el doctor Berke, «actualmente estamos intentando que el propio Gobierno financie en alguna medida nuestra asociación, ya que nosotros realizamos una labor social de importancia. Hasta ahora sobrevivimos gracias a que las personas que trabajan en las casas cobran voluntariamente salarios muy bajos; a la ayuda de muchos pacientes; a una subvención de la Administración local, reforzada por las aportaciones de algunas fundación de tipo filantrópico y al contrato que mantenemos con algunas sociedades médicas que nos envían enfermos».

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