Arabia Saudí intenta desestabilizar el régimen sirio
Arabia Saudí estaría poniendo el peso de sus petrodólares en favor de los fundamentalistas musulmanes para apoyar el derrocamiento del presidente sirio, Hafed el Assad.
Las informaciones proceden de fuentes diplomáticas iraquíes y jordanas y fueron parcialmente confirmadas por fuentes independientes británicas. El premio sería muy grande: una posible pérdida para la Unión Soviética de su Estado-cliente sirio y el cambio de este país hacia militantismo islámico.
Arabia Saudí, cuyos intereses económicos mueven a numerosos países árabes, no sólo no desea ver progresar un movimiento islámico incontrolado en Siria, sino que teme fundamentalmente la creciente influencia soviética en Damasco.
Hace pocos meses la URSS incrementó sus envíos de armas a Siria. El número de técnicos y consejeros militares soviéticos en el país asiático ha aumentado hasta 4.000.
Para los pro-occidentales y fervientemente anticomunistas saudíes, Siria podría convertirse en el trampolín soviético para el control de los campos petrolíferos del golfo Pérsico.
Los informes sobre la implicación saudí en la política siria coinciden con predicciones árabes acerca de que «el tiempo se acaba para Assad». El presidente sirio, miembro de la minoría alauí, se enfrenta con que parece una revuelta abierta propiciada por miembros de la mayoría sunita.
La revuelta afecta, de manera especial, a las ciudades de Aleppo y Hama, acentuando los tradicionales enfrentamientos entre las partes norte y sur de Siria.
Inquietud en Damasco
Los tumultos perjudicaron, sustancialmente, el papel del líder árabe, que tiene Siria en el Frente de Firmeza contra Israel. La mayor preocupación del régimen radica ahora en su seguridad interna, y unidades de élite militares han sido trasladadas desde la frontera con Israel hacia el norte del país.Desde que los desórdenes del pasado mes de marzo, que significaron un abierto desafio al régimen de Damasco, vanos cientos de oficiales y soldados sirios habrían desertado de sus unidades.
Hasta hace poco tiempo, fuentes diplomáticas aseguraban que el Ejército respaldaba totalmente a Assad. Ahora este criterio ha cambiado, especialmente después del informe acerca de la financiación saudí de células del Ejército que se oponen al presidente sirio.
Estas células forman parte de la denominada Organización de Oficiales Musulmanes, que a su vez forma parte de la fundamentalista Hermandad Musulmana, activa en algunos paises árabes, con altibajos en los últimos cincuenta años.
La hermandad ha sido acusada por el régimen de Assad de organizar huelgas y perpetrar atentados terroristas, incluyendo los asesinatos de varios consejeros soviéticos. Hace tres semanas, Assad insistió en que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) EE UU «eran el principal enemigo de Siria y de la nasión árabe».
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