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El Banco Hispano obtuvo 8.000 millones de beneficios en 1979

El Banco Hispano Americano obtuvo 8.000 millones de pesetas de beneficios en 1979, lo que supone un incremento del 15% sobre los del ejercicio precedente, según se puso de manifiesto el domingo último en el transcurso de la junta de accionistas de la entidad.Luis Usera, presidente del banco y figura destacada en el sector bancario, presentó a los accionistas los resultados.

Se refirió en su, intervención a los temas obligados: los buenos resultados obtenidos por el sector exportador en 1979; la acertada política monetaria del Gobierno, que ha permitido crecimientos acompasados a las disponibilidades líquidas del sistema (esto es, del dinero en circulación), y los créditos concedidos al sector privado, para calificar muy positivamente, después, la aprobación del Plan Energético Nacional (PEN). En el capítulo negativo apuntó el incremento del paro y el escaso crecimiento del PIB (1,5%), muy por debajo de la media de los países de la OCDE (3,5%).

Con habilidad, el presidente del Banco Hispano supo meterse al auditorio en el bolsillo, cuando hizo referencia a la precaria situación en la que en este momento se encuentran los perceptores de rentas, haciendo referencia explícita a la reforma fiscal, a la que calificó -desde su privilegiada tribuna de prestigioso hacendista- de «buena técnicamente, pero con un grave defecto: lo que hace, en lugar de estimular el ahorro, es desalentarlo». «Sería necesario estudiar una reforma del sistema impositivo», continuó, «que estableciese la diferencia entre rentas gastadas y rentas ahorradas».

A pesar de la constitución del Banco Hispano Industrial, a partir del Banco de Vays, no se modificarán las buenas relaciones entre el Banco Hispano Americano y el Banco Urquijo, que fueron sancionadas en el pacto de Las Jarillas, en 1944. A continuación, realizó un comentario de alabanza para el nuevo Fondo de Garantía de Depósitos.

La glosa de los resultados concretos del banco, en el ejercicio de 1979, corrió a cargo del consejero director general, Alejandro Albert. Una de las incorporaciones recientes al staff directivo del banco, cuya gestión, junto con la de otros tres directores generales: Antonio Basagoiti, Jaime Soto y Francisco Torras, tuvo mucho que ver, según dejó entrever el propio presidente en sus palabras, con esos 8.000 millones de beneficiarios.

Señaló, en primer lugar, el hecho de que, a pesar de los diferentes cambios en la política monetaria del Gobierno impuestos por las circunstancias, los depósitos de clientes al finalizar el año se elevan a 730.000 millones de pesetas (un 1651 superiores a los del ejercicio anterior). Observaron, eso sí, el ya habitual desplazamiento desde las modalidades «a la vista» hacia los «plazos fijos», que constituían el 27,3% de los depósitos al finalizar el año, con un incremento relativo superior al 27%.

No pudo dejar de citar el consejero director general -cosa lógica por su personal vocación- el impresionante incremento en los saldos de moneda extranjera, estimable en un 21% en relación a las cifras de 1978, y cuyo rendimiento ha supuesto el 26% del beneficio.

Su importante papel en la sindicación de empréstitos de emisiones internacionales -ocupan el primer puesto de la banca española, según Euromoy-, la estrecha cooperación con los miembros del Europartners y el puesto en el consejo del Banco Nacional de México que ocupa el Hispano, constituyeron otros puntos relevantes de su actuación.

El repaso a la cuenta de resultados fue breve: 104.000 millones fueron los ingresos brutos, con incremento del 25%. Las cargas de explotación fueron de 92.000 millones (+25,4%). El beneficio de explotación alcanzó, por tanto, los 13.000 millones (un 22,60% superiores al de 1978). A saneamiento de minusvalías se destinaron 2.585 millones, y a riesgos se dotaron 2.421 millones, sumados a los 4.545 millones procedentes de la actualización de presupuestos de la ley de 1979 y las amortizaciones, se alcanzan los 11.165 millones como saneamiento.

Las intervenciones de accionistas giraron en torno a un tema monográfico: la insuficiente retribución de sus acciones, sobre todo a tenor de los buenos resultados obtenidos.

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