Se

suele decir que son los anglosajones los que, de modo más apasionado, coleccionan récords. Ellos no los consiguen con tanta frecuencia como quisieran, pero tienen entre los habitantes de otros territorios a sus más preclaros proveedores. Ahora ha salido un brillante y exótico recordman en Brasil.Se trata de un portugués, José Moura, especializado en besar en público a lo figuras nacionales e internacionales que hay en la nación en la que vive. Esta dedicación al ósculo de prestigio le hizo acreedor del título que posee: Besucón de Brasil. Pero también le ha hecho temible en todas las reuniones públicas en las que se advierte su presencia. Comenzó a practicar su afición el pasado mes de enero, cuando subió al estrado situado en el centro del estadio Maracaná (el de Río, donde Zarra batió a los ingleses) y estampó un beso limpio, sonoro y televisado a todo el país a la persona que en aquél momento actuaba. El besado fue, esta vez, Frank Sinatra. Posteriormente, José Moura, conductor de taxi, dio un beso al presidente de Brasil, João Baptista de Figueiredo, cuando el jefe del Estado se disponía a, visitar una entidad cultural portuguesa en Río de Janeiro. El domingo pasado, finalmente, besó en pleno programa de televisión a un presentador muy popular en Brasil. Animado por la repercusión que tenían sus besos, anunció después que besaría al papa Juan Pablo II cuando éste visite a los brasileños en julio. Sus triunfos han quedado, sin embargo, truncados, porque perdió la espontaneidad. Anteayer acudió a la Federación Brasileña de Fútbol para pedir permiso para besar a Zico, delantero centro del Flamingo y de la selección nacional. No obtuvo el permiso. La negativa le enfureció tanto que ha amenazado con cumplir su deseo con todos los componentes del mencionado cuadro futbolístico. «El beso es suerte, y ellos necesitan mucha» explicó Moura.