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España y Gran Bretaña acuerdan iniciar negociaciones sobre Gibraltar y abrir la verja

El Gobierno británico aceptó ayer la apertura de negociaciones oficiales con España sobre Gibraltar, de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas. Esta decisión, de indudable alcance histórico, fue anunciada a última hora de la tarde de ayer, al término de la entrevista que el ministro español de Asuntos, Exteriores, Marcelino Oreja, mantuvo con el secretario del Foreign Office, lord Carrington, en la que se acordó el próximo levantamiento de las restricciones impuestas al Peñón por una y otra parte.

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Sin ningún triunfalismo verbal (en su rostro no podía ocultar la satisfacción), el ministro de Asuntos Exteriores anunció ayer tarde en Lisboa a los periodistas españoles que «los Gobiernos de España y Gran Bretaña habían decidido reforzar sus relaciones bilaterales y que se proponen resolver el problema de Gibraltar». El ministro anunció inmediatamente que España y Gran Bretaña habían acordado, en consecuencia, el inicio de negociaciones formales para «solucionar todas sus diferencias sobre Gibraltar». Asimismo, el señor Oreja añadió que serán restablecidas en breve todas las comunicaciones de la Roca (apertura de la frontera incluida) y que en las próximas semanas se iniciarán reuniones de expertos a nivel de director de servicios, para que antes del día 1 de julio se haya establecido un calendario de trabajo y temas a negociar por una y otra parte. «El inicio de estas conversaciones técnicas será también el comienzo real de la negociación», añadió el señor Oreja.El ministro español, aludiendo al comunicado conjunto, que se ha convertido en acta del encuentro con Carrington, puntualizó que en él se subraya la intención del Gobierno hispano de restablecer su integridad territorial. Ello quiere decir que España deja explícita la idea de que la negociación busca la recuperación por España de la soberanía del territorio gibraltareño. En el texto, la parte británica insiste en que mantendrá sus compromisos con el pueblo gibraltareño tal como se hallan recogidos en la Constitución de Gibraltar, especialmente en el preámbulo de dicho texto.

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Serán restablecidas las comunicaciones con Gibraltar

(Viene de primera página)

Gran Bretaña, con esta precisión, quiere señalar que -como se dice en el preámbulo de esta Constitución- no habrá transmisión de la soberanía de los gibraltareños, lo que no quiere decir que pueda haberla sobre el territorio de Gibraltar, al que no se refiere dicha Constitución.

Está claro que el camino de la negociación será largo, y que el punto central de la misma está en la cuestión de la soberanía de Gibraltar, territorio reclamado por España, y la de los gibraltareños, defendida por Gran Bretaña. Pero, de todas maneras, se puede afirmar que ayer, en Lisboa, se ha dado un paso muy importante, porque al aceptar el Gobierno de Londres el principio de negociación de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas, Gran Bretaña reconoce, por primera vez, el hecho colonial y admite la necesidad de poner punto final al anacronismo del Tratado de Utrecht. Esto es lo más importante y ello constituye ya un precedente político para el futuro de la Roca que ha de ser irreversible.

Ni vencedores ni vencidos

El ministro Oreja estuvo ayer tarde más que prudente. No quería dar la sensación de que el resultado de su conversación con Carrington era una victoria española: «No ha habido ni vencedores ni vencidos», decía Oreja intentando no calificar de histórica la declaración hispano-británica de ayer, aunque el ministro sabe muy bien que este ha sido el logro suyo más importante desde que llegó al palacio de Santa Cruz. Uno de sus íntimos colaboradores nos confirmaba anoche que Oreja había declarado días atrás, ante la inminencia de su encuentro con Carrington: «El tema de Gibraltar me quita el sueño, estoy muy preocupado y no puedo dormir.» Oreja esperaba un desenlace así, pero mantuvo prudencia y se alejó del triunfalismo a la espera del comunicado final, que ya es público.

Por su parte, lord Carrington ha demostrado su pragmatismo negociador, ya demostrado en Rodesia. El ministro británico había consultado ayer a los gibraltareños antes de suscribir el documento conjunto, y en una rueda de prensa con periodistas británicos -no quiso ver a los españoles-, dijo: «Es imposible en este momento decir cómo podría solucionarse el problema de la soberanía de Gibraltar; esta es una cuestión central de unas negociaciones que van a durar mucho tiempo. » Carrington elogió la flexibilidad de Marcelino Oreja y se declaró satisfecho por los resultados.

Declaración conjunta hispano-británica

1. Los Gobiernos británico y español, en su deseo de reforzar sus relaciones bilaterales y contribuir de esta manera a la solidaridad europea y occidental, se proponen resolver el problema de Gibraltar en un espíritu de amistad y de acuerdo con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas.

2. Los dos Gobiernos han acordado, en consecuencia, iniciar negociaciones a fin de solucionar todas sus diferencias sobre Gibraltar.

3. Los Gobiernos han acordado el restablecimiento de comunicaciones directas en la región. El Gobierno español ha decidido suspender la aplicación de las medidas actualmente en vigor. Ambos Gobiernos han acordado que la futura cooperación estará basada en la reciprocidad y la plena igualdad de derechos. Ambos valoran y contemplan con interés los pasos que se irán adoptando por una y otra parte y que, a sujuicio, abrirán el camino hacía un entendimiento más estrecho entre aquellos directamente afectados en el área.

4. A estos efectos, los dos Gobiernos, que reconocen la necesidad de desarrollar una cooperación práctica mutuamente beneficiosa, tomarán en consideración las propuestas que formule cada uno de ellos.

5. El Gobierno español, al reafirmar su posición respecto al restablecimiento de la integridad territorial de España, reitera su intención de que, al término de las negociáciones, queden plenamente salvaguardados los intereses de los gibraltareños.

Por su parte, el Gobierno británico mantendrá plenamente su compromiso de respetar los deseos libre y democráticamente expresados de la población de Gibraltar, tal y como se hallan recogidos en el preámbulo de la Constitución de Gibraltar.

6. Funcionarios de ambas partes se reunirán tan pronto como sea posible para preparar las medidas prácticas necesarias que permitan el cumplimiento de los propósitos acordados,en esta declaración. Se prevé que estos preparativos queden ultimados antes del 1 de junio.

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