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Salvador Dalí se recupera de su estrés en una clinica de Marbella

«Espero que dentro del menor tiempo posible pueda reintegrarme totalmente a mi actividad artística y social, mientras agradezco el afecto con que se me ha distinguido y distingue. Así termina una carta de Salvador Dalí hecha llegar a los medios informativos por su secretario y hombre de confianza, Enrique Sabater, mediante la cual el famoso pintor quita importancia a la enfermedad que le ha obligado a internarse en la clínica Incosol, de Marbella.

Según la citada carta, el mal estado actual del pintor se debe a una afección gripal y al surmenage producido por la gran aíctividad que el artista de Cádaqués ha desarrollado últimamente. Sin embargo, este corresponsal ha podido saber de fuentes seguras que el estado de salud de Dalí, que ya ha mejorado algo, ha sido bastante más grave. de lo que se desprende de la carta.Dalí, acompañado de su esposa, Gala, y de Enrique Sabater, llegó a Incosol el pasado día 20 de marzo. «Llegó hecho papilla. Casi no podía andar y estaba muy deprimido. Su aspecto físico era lamentable. Los primeros días no podía siquiera salir de su habitación.» Ahora está algo mejor, según las mismas fuentes, pues está respondiendo bien al tratamiento a que le. somete el doctor Del Charco, director médico del centro.

Salvador Dalí llegó a Incosol directamente desde Nueva York. Traía con él un buen número de cuadros que posteriormente se llevó de Marbella un camión de una conocida firma de mudanzas catalana. En Incosol han quedado sólo dos cuadros dobles realizados con una nueva técnica, que el genial artista llama tridimensional. Se trata, al parecer, de dos cuadros que se unen y dan la impresión de relieve. Dalí está, muy satisfecho de estos cuadros y parece decidido a continuar con esta técnica en un futuro inmediato, en cuanto pueda volver a coger los pinceles.

El matrimonio, que está en régimen de pensión completa, ocupa dos suites de la octava. planta del lujoso edificio. En contra de lo que pudiera pensarse, la estancia no le cuesta al matrimonio más de unas 10.000 pesetas diarias, si bien en este precio no se incluye el tratamiento médico.

Como consecuencia del mejoramiento de su estado, Dalí bája ya diariamente al comedor, y pasa algunos ratos en un llamado salón blanco, situado en la entreplanta del edificio. Se ha podido comprobar que no es cierto que haya perdido sus famosos bigotes. Todo lo más, se los ha recortado. A pesar de su fama mundial, Dalí pasa prácticamente inadvertido en Incosol entre los empleados, por disciplina, y entre los demás clientes, por ser gente acostumbrada a codearse con la elite mundial.

A los pocos días de su estancia en Incosol, Salvador Dalí recibió la visita del doctor Puigvert, un famoso urólogo catalán, amigo personal del pintor, que se desplazó desde Barcelona expresamente para visitar a Dalí.

Por deseo expreso de Dalí se ha reforzado la vigilancia en todo el edificio para impedir que pueda ser fotografiado. Los alrededores del edificio son patrullados por varios agentes de la Guardia Civil, no sólo en atención a Dalí, sino también como protección a varias personalidades de todo el mundo alojadas actualmente en Incosol. Existen diversas medidas de control que hacen prácticamente imposible que pueda introducirse una cámara fotográfica en esta residencia. Han Regado a Marbella periodistas gráficos de todo el mundo que han montado una guardia de casi veinticuatro horas para intentar fotografías del artista. Hasta ahora todas las tentativas han sido inútiles. Un fotógrafo extranjero consiguió disparar una pequeña máquina pasando velozmente por una de las terrazas que dan al comedor. Pero tuvo la mala suerte de que no saliesen las fotos con la suficiente calidad como para ser reproducidas. Otros fotógrafos han llegado a ofrecerle una buena cantidad de dinero, a un camarero para que fotografiase a Dalí, pero el soborno no dio resultado.

Cada día, a las dos y cuarto, cuando Dalí baja al restaurante, su preocupación es la misma: «No habrá fotógrafos por aquí, ¿verdad?».

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