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Feve invertirá más de 6.000 millones de pesetas en la línea León-Bilbao

La empresa estatal Feve (Ferrocarriles de Vía Estrecha) prevé la inversión de 6.421 millones de pesetas en obras de acondicionamiento de la línea férrea León-Bilbao, tradicionalmente dedicada al transporte de carbón desde las cuencas mineras de la primera de estas provincias a las áreas industriales de la cornisa cantábrica. El proyecto de Feve, en estudio por la comisión interministerial encargada del Plan General de Ferrocarriles, que contempla una inversión, global de más del billón de pesetas para el próximo decenio, supone salvar definitivamente la citada vía férrea después de numerosas amenazas de cierre desde su creación, en 1894, y, particularmente, en los últimos tres años.Las inversiones previstas por Feve están destinadas a mantener el actual servicio «con un nivel de seguridad aceptable», lo que implica destinar 4.844 millones de pesetas durante los próximos diez años a instalaciones fijas (vías e infraestructura), 1.340 a material móvil, y 237 a «talleres y varios», todo ello a precios de enero de 1980. Los mayores capítulos de inversión corresponden a 1986 y 1989, con más de 1.400 millones en cada año, a los que debe añadirse la renovación de la vía en algunos tramos próximos a la localidad de Valmaseda (Bilbao).

El interés oficial por mantener esta línea férrea está motivado, a su vez, por los planes gubernamentales anunciados meses atrás por el Ministerio de Industria en orden a revitalizar la minería del carbón frente a las importaciones del petróleo y paliar la dependencia exterior en materia energética. El mantenimiento del ferrocarril León-Bilbao, hasta ahora deficitario en varios cientos de millones de pesetas anuales, se justificaría, de acuerdo con estos supuestos, en la necesidad de arbitrar un medio de transporte barato y eficaz para el carbón procedente de Galicia, Asturias, León y Palencia, o el importado en los puertos de La Coruña y Gijón, el último de los cuales figura como el «gran receptor» de este producto en los planes del Gobierno.

En medios de Renfe y Feve se considera que ambas empresas pueden complementarse por cuanto cuentan con varias estaciones comunes en el trayecto León-Bilbao, y la segunda, con menor potencial económico, dispone de algunas terminales estratégicamente situadas a las que no llega la red nacional de ferrocarriles. Los principales puntos de destino de este carbón serían las centrales térmicas de La Robla (León) y Guardo (Palencia), así como las numerosas fábricas de cemento e industrias fabriles situadas en la zona norte.

El ferrocarril de vía estrecha León-Bilbao, con una longitud de 340 kilómetros, es, en su género, el más largo de España y uno de los mayores de Europa. Fue inaugurado en 1894 con el nombre de Ferrocarril hullero de La Robla a Valmaseda, para unir ambas poblaciones, siendo posteriormente ampliado a León y Bilbao. Desde 1907 fue explotado por la Compañia de los Ferrocarriles de La Robla y en 1972 quedó integrado en Feve.

En 1948 llegó a contar con más de 1.500 trabajadores en plantilla, entrando posteriormente en un progresivo declive, hasta el punto de que en 1977 Feve planteó la posibilidad de sustituir el servicio de viajeros por autobuses de línea y un posterior desmantelamiento de la línea férrea, coincidiendo con las últimas crisis mineras. En el mismo año, el déficit de explotación del ferrocarril se estimaba en 246 millones de pesetas, con un tráfico cifrado en 350.564 viajeros y 418.683 toneladas de mercancías.

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