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Luis de Carlos dio una lección de serenidad

Tres jugadores expulsados en dos jornadas es una marca que los seguidores del Real Madrid no han conocido. Un árbitro como Pes Pérez, capaz de echar a la calle a dos de una pitada, es algo que yo al menos no he visto nunca. Unas palabras tan sensatas como las que pronunció el presidente del Madrid en el vestuario de Alicante son un hecho insólito en el fútbol nacional. Un presidente de actuación tan calamitosa como la del malaguista Federico Brickman tampoco admite parangones. Hemos entrado ya en la zona caliente del campeonato. Y la Real, líder.

Todo parece indicar que esta vez el Madrid ha sido castigado por el error humano. Un árbitro independiente, miembro de la ANAFE (Asociación Nacional de Arbitros) y de la organización sindical CSUT, (Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores), Pes Pérez, invalidó un gol después de haberlo concedido, y expulsó a Camacho por indicación de un juez de línea y a García Hernández porque le mentó a su madre a un jugador herculano. De cuantas acciones edificantes se produjeron en el campo del Hércules, la más sorprendente fue esa declaración que confirma el hábito de nuestros profesionales del fútbol en lo que se refiere a usar el diccionario de Cela cada domingo.En el Madrid había, hace años, un señor al que no le gustaba ni pizca que los jugadores estudiasen. Eran tenidos por tipos raros y poco amantes de su profesión. La cultura, efectivamente, debe producir perjuicios en el mundo del fútbol, porque la lectura de Cela les pone en el disparadero, y los insultos son la dialéctica del córner. Stielike, que debe tener oídos castos, está horrorizado por el surtido de tacos que se vierte en cada encuentro. Insultos gordos, antes, sólo se oían en las corridas de toros y solían partir de aquellos picadores a los que les derribaban del jaco. A los varilargueros denunciados por el inspector del callejón les solía indultar el comisario Panguas, porque, según él, los tacos dichos en castellano no los entendía nadie, puesto que los espectadores de barrera eran todos turistas americanos. A los jugadores de fútbol también se les indulta habitualmente. Para un árbitro de izquierdas que tenemos resulta que no es partidario de la libertad de expresión. García Hernández se tuvo que marchar a la caseta por injuriar a un contrario con la frase de cada día.

Luis de Carlos supo estar en su sitio y reprendió a sus jugadores por dirigirse al árbitro. Luis de Carlos, que es hombre de sonrisa permanente, se puso serio a la hora de recordar a los profesionales de la casa la observancia del reglamento. Luis de Carlos, en lugar de echar mano de la retahíla acusadora de otros presidentes, dio un ejemplo de serenidad. Así debe ser.

El ejemplo más funesto que recuerdo es el que ha protagonizado el presidente del Málaga, Federico Brickman. La Federación, esta vez, para que los directivos malaguistas no se excusaran en el correo mandó a un hombre con la comunicación oficial de desestimación del recurso. Ni a él ni al empleado de Telégrafos que llevó la comunicación telegráfica les quiso recibir ningún responsable del club. A enviado federativo le tomaron e pelo haciéndole aguardar en e banco de la paciencia.

Los directivos del Málaga hace muy poco tiempo homenajearon a Pablo Porta porque les llevó el re galo de un partido internacional El precedente sentado por e Málaga hace pensar que la Liga llegada a su momento cálido, puede prestarse este año, más que nunca, a multiples chanchullos.

Rafael Iriondo, entrenador de Rayo Vallecano, acostumbrado a lidiar situaciones complicadas en los finales de Liga, ya comentó e mismo domingo que «puede pasa de todo». Sus declaraciones no han sentado bien en los ámbitos federativos, pero la cruda realidad de «maletines volantes» pasadas temporadas no puedes hacer prever otra cosa.

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