Adenex, en contra de la caza de la avutarda

La única posibilidad de caza se centra estos días en la avutarda, cuya veda se iniciará el primer domingo de abril. Esta enorme ave tiene en España su hábitat más occidental y su número se encuentra muy limitado.

Es por esta razón por lo que Adenex (Asociación para la Defensa de la Naturaleza y de los Recursos de Extremadura) ha llegado a precisar que «todo cazador que dé muerte a una de estas aves es cómplice directo en la extinción de una de las especies más hermosas de la naturaleza».Las avutardas son tan escasas que realmente se pueden contar. La región que tiene más ejemplares de esta especie, que llega a pesar diecisiete kilos, es Extremadura, donde hay censadas más de 3.000. Esta cifra la estima el Icona como buena, y al considerar estable su población en los últimos años, permite su caza. En Badajoz, por Ejemplo, concede treinta permisos en terrenos libres, y en Cáceres, sesenta.

Adenex, sin embargo, sabe que se matan bastantes más avutardas a través de la caza furtiva y que en Extremadura, durante los últimos diez años, la población de esta ave descendió en más de 9.000 ejemplares. Considera, por tanto, que debe prohibirse totalmente su caza y preservar además los hábitats más favorables para el desarrollo de la especie y está dispuesta a la creación de reservas para que la avutarda no desaparezca como sucedió ya en gran parte de Europa.

La población de avutardas en España es un núcleo aislado, ya, que los más próximos se encuentran en Centroeuropa, y es la más numerosa del continente. Pese a todo, está en regresión, porque a su mayor enemigo, que es el cazador, se une la transformación de los cultivos de secano en regadíos, la acción negativa de los insecticidas y herbicidas y, la construcción de edificios, carreteras o tendidos eléctricos. Pero, según Adenex, la caza es el principal factor que pone en peligro la supervivencia de la especie. El actual sistema de caza es poco racional, ya que causa innumerables trastornos a las avutardas, al realizarse precisamente durante la época de celo y reproducción, aprovechando que el macho se hace más distraído, ocupado casi exclusivamente en deslumbrar a la hembra con su vistosa e impresionante parada nupcial. Y si lo que se mata es una hembra, como sucede de hecho, porque es muy difícil distinguirla del macho, es posible que se pierda una puesta. A esto hay que añadir que los cazadores actúan cada vez con mayores ventajas y suelen utilizar el antideportivo ojeo como sistema tradicional de caza. Se acercan a las avutardas en vehículos todo terreno y quedan apostados en el suelo a la espera de que las piezas pasen por encima de ellos, asustadas por, los ojeadores.

La avutarda habita casi exclusivamente en amplias llanuras cerealistas, alternándose normalmente cada temporada de cultivo con uno o dos años de barbecho, lo que favorece a la especie, ya que proporciona zonas tranquilas y poco transitadas, donde las aves permanecen sin ser molestadas. Al vivir en biotopos favorables y no tener, por su gran tamaño, enemigos natura es, su supervivencia depende de la presión cazadora a que se vea sometida.