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Difícil pacto parlamentario entre Convergencia y UCD

No es probable la gestión de un pacto parlamentario entre UCD y Convergencia de Cataluña, ni para el Parlamento español ni para la Generalidad catalana. A este respecto han sido coincidentes el vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril, y el dirigente de Convergencia, el diputado Miguel Roca, el primero de los cuales manifestó a EL PAIS que la formación de mayorías en Cataluña no tiene por qué estar ligada a la formación de mayorías en Madrid. Por su parte, Roca afirmó que, en ningún momento puede hablarse de que entre ambos grupos haya otras relaciones que las normales habidas hasta ahora.

«Yo tengo la impresión», añadió el señor Abril, «de que los catalanes llegarán a un acuerdo, aunque puedan tardar algo. Por lo que a nosotros respecta, la cuestión está en manos de los centristas de Cataluña». En esta línea, medios informados de UCD manifestaron que parece haber triunfado la tesis de que los grupos nacionalistas no son los aliados naturales del partido del Estado para la construcción del Estado y el desarrollo de la Constitución.En la pasada reunión de la comisión permanente centrista, el tema catalán sólo se trató en términos generales, ya que aún no se habían producido las consultas entre Jordi Pujol y el líder centrista de Cataluña, Antón Canyellas. El único apoyo decidido de UCD a Convergencia se refiere a la votación favorable a Pujol para la presidencia de la Generalidad. Después, según las fuentes antes citadas, pueden producirse acuerdos puntuales, dependientes de cada cuestión concreta, igual que en el Parlamento español. Sí parece descartado, en cualquier caso, un pacto parlamentario estable, y más aún un acuerdo que significase sentar a un representante nacionalista catalán en el Gobierno del Estado. Ello, para UCD, puede significar volver su estrategia hacia los acuerdos con la izquierda estatal, y especialmente con el PSOE, entre otras cosas para encauzar las tensiones autonomistas actualmente desatadas. Sobre este punto, sin embargo, existen grandes reticencias en los socialistas, quienes temen que rehacer el consenso no conduzca sino a un mayor desgaste de su partido, y en todo caso exigirían fuertes garantías.

Descartada, pues, la posibilidad de un acuerdo con los grupos nacionalistas como salida al desgaste político producido en UCD por las tres últimas consultas autonómicas, la dirección del partido parece inclinarse por abrir juego dentro del mismo, a fin de fortálecerlo interiormente, de cara, además, al congreso que el partido centrista debe celebrar en octubre y a las asambleas que durante el verano próximo elegirán a los compromisarios.

En esta línea debe interpretarse, según fuentes centristas, la formación de la comisión permanente del ejecutivo. La reunión que ésta celebró el pasado lunes no fue prácticamente más que de constitución -duró solamente una hora-, y se acordó volver a reunirse el sábado próximo, para pasar revista a los grandes temas pendientes, esta vez durante todo el día.

Al mismo tiempo se está produciendo un relanzamiento de la actividad de la secretaria general, cuyo objetivo es fundamentalrriente la preparación del congreso de octubre. A esto responde la reunión que el próximo domingo celebrará el secretario general, Rafael Arias Salgado, con los secretarios de todas las provincias. Este tipo de encuentros debían haberse celebrado cada mes, pero por los acontecimientos políticos de este primer trimestre estaban interrumpidos. Asimismo el próximo mes de abril se reunirá de nuevo el consejo político del partido.

Sobre la situación interna de UCD, manifestó a EL PAIS Fernando Abril, que entra dentro de la lógica que una serie de acontecimientos como las recientes consultas autonómicas produzcan reacciones dentro del partido, de personas que mantienen sus propias posiciones acerca de cómo debe conducirse la política, pero -agregó-, «esto es saludable, indica que hay vida en el partido, esas tensiones son normales».

«Yo respeto muchisimo» manifestó el señor Abril, «a quien tiene la capacidad de entrega que supone estar en un partido, con lo que de renuncias a las posiciones personales tiene eso. Desde ese profundo respeto, comprendo que existan ambiciones personales: todos tenemos nuestras miserias, pero en cualquier caso nadie pone en cuestión la unidad de UCD y su razón de ser como partido».

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