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La dirección del Metro estudia una reducción del servicio

La dirección del Metro estudia una serie de medidas para reducir costes, entre las que, además de la ya anunciada posibilidad de adelantar la hora de cierre, habría otras de igual o superior incidencia entre los usuarios. Las posibilidades estudiadas van desde la reducción de trenes o de coches por tren en servicio hasta el cierre de determinadas estaciones o el establecimiento de un horario fijo que sustituya al sistema actual de frecuencias. El anuncio fue hecho por Javier Valero, jefe de la división de estudios y proyectos de la Compañía Metropolitano, en el curso de las jornadas municipales que sobre ahorro de energía se celebraron la semana pasada.Un estudio realizado sobre las plazas por kilómetro ofrecidas y ocupadas en un día laborable de 1979 ha servido de base para las medidas anunciadas. Según el gráfico obtenido, la mayor oferta se produce entre las ocho y las nueve de la mañana, hora en que, sin embargo, la demanda total sólo alcanza al 26,79% de las plazas ofrecidas. El porcentaje de ocupación es ligeramente inferior al obtenido entre las seis y las siete de la tarde, en que la demanda supera a la registrada durante todo el día, al alcanzar un 29,48%. A pesar de ello, esta ocupación contrasta con los problemas puntuales que a esas horas se producen en algunas estaciones de la red.

Para adecuar la oferta a la demanda, las medidas a tomar pueden ser de dos tipos. Las primeras consisten en mejorar la calidad del servicio, aumentar la capacidad, favorecer la comodidad y elevar la frecuencia, con lo que se conseguiría un aumento de la oferta. «Pero este incremento supondría asimismo un aumento del consumo energético», matizó Javier Valero.

Otro de los sistemas sería el de la política de precios, ya que encarecer el coste del vehículo privado o mantener por debajo de su valor real las tarifas de los transportes colectivos conseguiría empujar al viajero a usar estos transportes. Sin embargo, según afirmó el señor Valero, « los estudios que existen en nuestro país y en el extranjero ponen de manifiesto que los viajeros son relativamente poco sensibles a los precios de los transportes colectivos, siempre que éstos se muevan de forma gradual y dentro de unos límites razonables».

Otro de los sistemas sería el de la publicidad, que, como los anteriores, buscaría un cambio en el modo de viajar de los ciudadanos.

Junto a estas medidas, el ahorro energético sé puede conseguir, según manifestó el señor Valero, gracias al ahorro interno del sistema. En la actualidad, la diferencia en el consumo energético entre los transportes colectivos y el automóvil privado no es excesiva, «debido a la escasa ocupación de aquéllos». Según los datos manejados, mientras un autobús tiene un consumo estimado por viajero/kilómetro de 26,4 gramos equivalentes de carbón, el Metro consume 39, 1, y un vehículo privado ocupado por 1,34 viajeros llega a 96,5. «Un vehículo privado que tuviese una ocupación de 3,30 viajeros tendría así un consumo idéntico al del Metro, y si llevara 4,89 viajeros consumiría por viajero/kilórnetro igual que un autobús.»

Con objeto de racionalizar esta situación, se están analizando diversas soluciones, tales como la reducción del número de trenes en servicio en horas no punta, que no parece interesante, o la disminución del número de coches por tren, con lo que se conseguiría, sin variar la frecuencia, mejorar la relación oferta-demanda. Asimismo se estudian las posibilidades de adelantar la hora de cierre, medida que, según el señor Valero, afectaría a un número muy pequeño de personas y exigiría sólo una coordinación con el servicio de autobuses. También cabe el cierre de algunas estaciones a partir de una hora determinada o la modificación del horario de los domingos, en que se podría abrir el servicio a las diez en lugar de a las seis de la mañana. Estas medidas podrían ser flexibles.

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Otras medidas también en estudio son el cambio del sistema de explotación actual, por el que cada cierto tiempo pasa un tren, a otro de horarios fijos y determinados, con lo que se podría reducir el número de trenes por línea. Este sistema, según manifestó el señor Valero, presenta graves dificultades técnicas, aunque se podría aplicar en algunas líneas los días festivos.

La última de las posibilidades estudiadas afecta a la flexibilización de la explotación, sistema por el que unos trenes recorrerían toda la línea, en tanto otros harían un circuito más reducido.

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