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Renfe aumentará su servicio a partir de junio con 257 nuevos trenes

Renfe pondrá en la red, entre el próximo día 1 de junio y 31 de diciembre, 257 nuevos servicios: 162 de cercanías y 95 de largo recorrido. Los resultados del último ejercicio arrojan un déficit próximo a los 47.000 millones de pesetas y la realización del plan decenal de ferrocarriles supondrá unas inversiones previstas de un billón 200.000 millones de pesetas en los próximos doce años, según informó ayer el presidente de la compañía, Ignacio Bayón, en conferencia de prensa.Entrará en servicio el inter-city Madrid-Valencia por vez primera en nuestro país, con cuatro relaciones diarias en cada sentido y un servicio similar entre Madrid y Zaragoza y Zaragoza - Barcelona. Se utilizarán, también por vez primera, los trenes corail -material de alta calidad europea-, para cubrir servicios regionales entre Madrid y Zaragoza, Zaragoza - Barcelona, entre las cuatro capitales catalanas y entre la región vasca y castellana, con origen en Valladolid. En Andalucía se establecerá un servicio corail entre Córdoba, Sevilla y Cádiz y el tren ter cubrirá el trayecto Córdoba - Málaga.

A partir del 1 de junio se remodelarán veintiuna relaciones de cercanías en el entorno de siete grandes núcleos urbanos y se ofertará por vez primera un servicio de calidad entre algunas ciudades y el centro, como son los trenes directos Madrid - Huesca y Madrid - Jaén. Asimismo se satisfarán demandas históricas, como el caso del talgo Madrid-La Coruña, Vigo, Granada y Almería. Para cubrir el trayecto Badajoz-Sevilla se incorporará un tren ter.

En conjunto, según las explicaciones del presidente de la compañía, Ignacio Bayón, el plan de actuación en el servicio de viajeros para el año 1980 significa la utilización de más trenes talgos, tery electrotrén, así como la incorporación del corail de uso regional, que entrará en servicio después del verano.

El nuevo material tendrá patentes japonesa, alemana y suiza en su mayor parte, aunque el 87% de los procesos de fabricación estarán nacionalizados. Los trenes «corail», sin embargo, serán importados de forma temporal en su totalidad.

Esta acción a corto plazo del plan general de ferrocarriles supone unas inversiones de 60.000 millones de pesetas en adquisición de material durante los dos últimos años. Con esta incorporación de nuevos servicios, la dirección estima que el nivel de ocupación pasará del 45% actual al 50%. Detrás de esta acción de Renfe existe una filosofía que, según el presidente de la compañía, trata de romper los tabús clásicos de la red. El primero es quebrar de forma definitiva el concepto de servicios radiales, por el que Madrid se encontraba unida con el resto de las provincias y éstas, a su vez, no lo estaban entre sí.

Ignacio Bayón destacó que con estas incorporaciones se rompería asimismo la menguada oferta del ferrocarril, por lo que las esperas entre trenes se verán reducidas considerablemente. El material antiguo se sustituirá por otro con un alto nivel de calidad y se tratará de mantener el respeto al horario en cuanto a puntualidad y regularidad en porcentajes paralelos a los existentes en el resto de Europa occidental.

Por último, el presidente de la compañía destacó que existe una intención de Renfe de fomentar el uso del ferrocarril, cuya oferta de precios y costes es más baja que en el transporte por carretera o aéreo.

Sobre el plan general de ferrocarriles, Ignacio Bayón informó que, según las previsiones iniciales. la inversión de la operación ascendería a un billón 200.000 millones de pesetas en doce años, es decir, 100.000 millones de inversión anuales. Del coste total, 400.000 millones corresponderían a conservación de las instalaciones de ferrocarril durante ese período.

En la actualidad, el plan está pendiente de trámite en la comisión interministerial que lo examina.

Por lo que respecta al último ejercicio, Renfe tuvo un déficit próximo a los 47.000 millones de pesetas. Déficit inferior en un 12% al del año 1978 y que, según el presidente de la compañía, tendría distinta consideración si Renfe no tuviera que hacer frente a un conjunto de gastos y servidumbres de todo orden, que no son déficit en sentido estricto. Renfe amortiza y paga inversiones y gastos de mantenimiento de infraestructura que no satisfacen otros modos de transporte.

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