Estados Unidos puede alcanzar un 20% de inflación en 1980
, La crisis económica se radicaliza en Estados Unidos, tras el anuncio del crecimiento del 1,5% del índice de precios en el pasado mes de febrero, lo que supone una proyección anual del orden del 19,6% de inflación para EEUU en 1980 (contra 13,2% en 1979). Paralelamente a la espectacular subida de la inflación, los grandes bancos norteamericanos reaccionan con un incremento -segundo en la misma semana- del prime rate, tipo de interés preferente, que se eleva actualmente al 17,75%. Los créditos para compra de bienes de consumo, incluida la vivienda, suben también al 15,50% en algunos bancos.Frente a todas estas cifras inéditas y peligrosas para la economía de la primera potencia del bloque capitalista, la Administración intenta reaccionar, sin que se sepa todavía exactamente con qué medidas. El presidente Jimmy Carter anuló su tradicional fin de semana en su residencia de Camp David para quedarse en la Casa Blanca, en Washington, donde prepara con sus más directos colaboradores económicos, un programa de acciones antiinflación, que podría anunciar a mediados de la próxima semana.
«Es un aumento de la inflación muy peligroso», declaró Charles Schultze, consejero económico en la Casa Blanca. Los estrategas económicos del presidente Carter no se muestran partidarios de un control estricto de los precios. Aconsejan, sin embargo, a unas 5.000 compañías comerciales en EEUU que «vigilen» atentamente la evolución de los precios en sus productos. Dos grandes cadenas de «supermercados» anuncian respetar las limitaciones de precios y proponen «congelar» por seis meses los precios en toda una serie de productos alimenticios. Sector, el alimenticio, que paradójicamente, frente a la tendencia general, conoce una reducción de precios en Estados Unidos. Por el contrario, otras grandes sociedades, entre ellas la Ford, en el sector del automóvil, no parecen inclinadas a cumplir las orientaciones oficiales v rompen las limitaciones aconsejadas para el incremento salarial, a fin de evitar problemas sociales que podrían ser nefastos para el sector.
El «precio» de una política antiinflacíonista podría suponer un incremento importante del índice de desempleo, que rozaría el 7,5% a finales de 1980. Por el momento, el nivel de paro en EEUU se cifra en el 6%, con ligera reducción comparado a enero último. El índice de valores industriales Dow Jones cerró el viernes, en Wall Street, con una pérdida semanal de 42,58 puntos, fijando un índice de 820,56 puntos, baja considerable si se compara al índice de 903,64 puntos que tenía el pasado 13 de febrero.
Naturalmente, todos estos indicativos económicos provocan una serie de críticas contra el presidente Jimmy Carter, sobre todo por parte del conjunto de candidatos a la Casa Blanca. Edward Kennedy, principal adversario de Carter dentro del Partido Demócrata, repitió ayer en Chicago que sólo una política económica de control de precios, salarios y beneficios, acompañada de un aumento del precio de la gasolina, podrán devolver la calma a la turbulenta situación socio-económica de EEUU. Es evidente que la economía, incluso por encima de la problemática de política eAerior (rehenes en Teherán, invasión soviética en Afganistán, boicot de EEUU a los Juegos Olímpicos de Moscú), se convierte en el elemento capital en la campaña electoral hacia la presidencia de Estados Unidos. De ahí que las propuestas antiinflación de Carter tendrán un doble ob etivo, político y económico. Faltará, en última instancia, que las acepte el Congreso, cada vez más dividido entre demócratas y republicanos como lógica consecuencia de un año electoral, para que puedan ser operativas.
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