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Los Reyes su visita oficial a Murcia y Albacete

En la última jornada del viaje oficial de los Reyes a las provincias de Albacete y Murcia, Sus Majestades visitaron por primera vez un pueblo de mayoría electoral comunista, Tarazona de la Mancha donde excepcionalmente ninguna de las pancartas exhibidas por la multitud pedía nada a los monarcas, y sólo mostraban cariñosas frases de bienvenida.

Desde la una de la tarde, una buena parte de los 6.000 habitantes de Tarazona se fueron concentrando frente al Ayuntamiento para ovacionar a la pareja real. El alcalde del PCE, Francisco Picazo, destacó en su discurso la figura real «como símbolo de la unidad que rige para el mantenimiento del orden, la justicia y la paz en nuestra patria». A continuación vinieron las peticiones: «A texto seguido quiero hacerle eco verbalmente del gran e impetuoso esfuerzo de este pueblo, habiéndose comprometido con el Ministerio de Obras Públicas.» El alcalde se refería al viejo proyecto de construcción de carretera de circunvalación para el pueblo, cuyos solares fueron cedidos por los vecinos y su explanación se realizó mediante el trabajo gratuito de cada uno de los habitantes que disponía de algún medio de transporte. Así las cosas, el señor Picazo le pidió a los Reyes su intercesión para conseguir asfaltar este camino ya preparado. El Monarca también les pidió algo: «Como rey, os pido que no dejéis nunca de aumentar cada día en cada labor vuestro amor a España.»Durante la mañana, don Juan Carlos y doña Sofía inauguraron la Audiencia Territorial de Albacete, «la mejor de España», según su presidente, José Lorca, y que, además, así como «las audiencias de Murcia, Cuenca y Ciudad Real se hallan construidas sobre solares cedidos por los respectivos municipios, en Albacete no ha sido necesario tanto desprendimiento. Para asistir a este acto se esperaba la llegada del ministro de Justicia Iñigo Cavero; del presidente del Tribunal Supremo, Angel Escudero del Corral, y del fiscal general del Reino, Juan Manuel Fanjul. Los dos últimos acudieron puntualmente a la cita, mientras que el señor Cavero decidió enviar en el último momento al subsecretario del departamento, hecho que no gustó en absoluto a los integrante de la Casa Real.

Los Reyes entraron en una sala de la Audiencia, donde el presidente del Tribunal Supremo dijo: «La justicia precisa edificios solemnes, todos pomposos y mucho boato porque es una función superior a los hombres, cuasi divina, que ya suscitaba admiración en el Olimpo griego, y este oficio de hombres señor, debería ser de superhombres», para terminar afirmando que ser rey «es el oficio más difícil de la Tierra» y que don Juan Carlos es el primer juez de la nación.

En el acto que se celebró en la Diputación, a Sus Majestades les fueron expuestas las peticiones de 86 municipios que, en síntesis «son, Señor, los mismos problemas de Albacete capital, pero multiplicados por esta cifra». Don Juan Carlos, tal vez abrumado por las innumerables peticiones que recibe a lo largo de sus viajes, respondió: «Nada sería más agradable para mi que poder resolver de inmediato vuestros problemas y decir sí a todas vuestras justas peticiones, porque vuestras preocupaciones son también las mías. Más no ignoréis », añadió, «cuál es el papel que corresponde a la Corona, y que se señala en la Constitución. »

La visita realizada a media tarde a la localidad de Almansa completó la actividad desarrollada por los reyes en su último día de viaje. En esta localidad, numerosas personas aguardaban a los monarcas y las pancartas que portaban repetían machaconamente un mismo problema. «Necesitamos que funcione el hospital.», «Queremos parir en Almansa.» Mujeres lugareñas explicaron que para dar a luz tienen que desplazarse hasta Albacete, situado a setenta kilómetros, y en el camino -dijo una de ellas«puede pasar cualquier cosa». Las restantes pancartas, firmadas por Comisiones Obreras, Juventud Obrera Católica y UGT, parecían sacadas de otras manifestaciones, ya que no aludían para nada a la visita real. Pedían soluciones para el paro y la devolución del patrimonio sindical.

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