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"El nuevo Gobierno vasco ha de ser eficaz"

Nacido en 1896, con estudios de abogacía, Jesús María de Leizaola ganó, en 1924, la oposición de secretario de Administración local; fije luego funcionario de la Diputación de Guipúzcoa y del Ayuntamiento de Bilbao. Diputado a Cortes constitucionales por Guipúzcoa, en 1931 -sería reelegido en 1933-, participa en la redacción de la Constitución republicana. Antes de hacerse cargo de la cartera ministerial de Justicia ocupaba el cargo de secretario de la Diputación de Guipúzcoa.No quiere hablar Leizaola de su compañero en el Gobierno y también candidato al Parlamento vasco, Telesforo Monzón («estamos en contienda electoral y él está en otra candidatura») y rehúsa una y otra vez cualquier opinión sobre el Gobierno vasco que ha de constituirse dentro de un mes. «Sólo puedo decirle», afirma, «que ha de ser eficaz. Una excesiva dispersión o atomización podría perjudicarle notablemente.»

Los primeros recuerdos que evoca Jesús María de Leizaola hacen referencia a la guerra. El viejo lendakari rememora los últimos días del Gobierno vasco en Bilbao, y, contra la versión unánimemente ofrecida por los historiadores, afirma que la orden última de volar los puentes de Bilbao en la retirada no la dio él.

«Desde el 30 de marzo de 1937 Mola ya amenazaba con arrasar Bilbao si no nos rendíamos. Tenía un centenar de aviones en Vitoria listos para llevar a cabo su acción. El 26 de abril, los aviones alemanes bombardearían Guernica. Cuando, a mediados de junio (Mola había muerto el día 3 de este mes), el Gobierno de la República anunció el comienzo de su ofensiva a Aragón y Córdoba, Bilbao estaba cercada. El cinturón de hierro, con una línea de trincheras que iba desde Sopelana hasta Somorrostro, estaba maltrecho. El 13 de junio, José Antonio de Aguirre nos convocó en una reunión en la que estaban presentes los altos mandos del Ejército vasco y republicano. Nos notificó que era preciso evacuar a los heridos y a la población civil que lo deseara, trasladar losarchivos al extranjero y defender Bilbao respetando la vida de sus habitantes y presos políticos. Nos dijo que había que volar los puentes del Nervíón para rrenar al fascismo. Esta orden venía del Gobierno de la República.»«Las tropas de Franco estaban ya en el monte Archanda, encima de Bilbao, y el fuego de sus ametralladoras llegaba a sus calles, que eran bombardeadas por los aviones alemanes e italianos. Decidimos dividirnos en dos grupo: uno con Aguirre a la cabeza, marcharía al límite de la provincia de Santander con el grueso del Ejército, para apoyar la tarea de la evacuación. El resto, constituido en Junta de Defensa Provisional, quedaba a mi mando. Conmigo estaban los consejeros Astigarrabía (PCE), Aznar (PSOE) y Gamir Ulibarría, responsable militar del Gobierno. Fue este último, a quien yo había, llamado para darle cuenta de la situación exacta de los batallones en la margen izquierda del Nervión, quien, hacia las nueve de la noche del día 18, dio la orden de volar los puentes, cumpliendo la decisión del ministro de la Guerra. »

Jesús María de Leizaola abandonaría en la madrugada del día 19 de junio el hotel Carlton, sede del Gobierno vasco, para ir a reunirse con el resto del Gobierno. Cree hoy el viejo lendakari que aquel Gabinete de concentración funcionó ensu corta vida «a la perfección».

Hombre de confianza de José Antonio de Aguirre, entre febrero y junio de 1937 Jesús María de Leizaola fue enviado por aquél a Valencia en tres ocasiones con misiones especiales cerca del Gobierno de la República, en relación con la marcha de la guerra.

«Con Prieto y Largo Caballero », recuerda, «tenía buenas relaciones. Participé con ellos en la redacción de la Constitución republicana, dentro de la comisión constitucional. También me entendí bien con Negrín. Jamás hubo ningún problema con ellos respecto a funciones respectivas. Eran verdaderamente autonomistas. Nos entendíamos antes de abrir la boca. Hay que partir de la base de que eran auténticos demócratas, porque concebían la autoridad política a través del pueblo participante. »

Quiere quitar importancia Leizaola a los rasgos de soberanía que frente al Gobierno de la República tuvo el Gobierno vasco. «Era un Gobierno de guerra y lo que se hace en tiempo de guerra no puede tener sentido ni significación más que para llegar a la paz. Para mí, la existencia de una moneda propia lo veo hoy como muy simbólico. Tampoco le doy mayor relevancia al hecho de que contáramos con .pasaporte vasco. En circunstancias especiales y en estado de necesidad se hace lo que ésta impone. »

Jesús María de Leizaola, que regresó a Euskadi el 15 de diciembre pasado, tras cuarenta años de exilio, entregó simbólicamente en Guernica la legalidad que representaba a Carlos Garaikoetxea, actualmente presidente del Consejo General Vasco. Venía para descansar, para dedicarse a sus libros, a escribir, y casi de improviso se ha visto metido de lleno en la campaña electoral como primer candidato del PNV al Parlamento vasco por la provincia de Vizcaya.

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