Artilugio contra cacos.
Un taxista de cincuenta años, Maximiliano Martínez, espera que algún organismo oficial le autorice a usar este invento para apresar ladrones que ha instalado en su taxi. Una triple barra, accionada por un pedal junto al embrague, inmoviliza al pasajero. Cuesta unas 20.000 pesetas. El propio señor Martínez reconoce que, por las posibles lesiones que pudiera causar, es necesario que el taxista suscriba un seguro especial.
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