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En la pequeña ciudad de Concord se decide tradicionalmente la presidencia de EEUU

La pequeña localidad de Concord, capital del estado de New Hampshire, con sus 32.000 habitantes se convierte cada cuatro años en el centro de interés nacional de Estados Unidos, al celebrarse el 26 de febrero la primera elección primaria conjunta para la carrera hacia la presidencia.

La tradición exige que el candidato designado es generalmente el próximo huésped de la Casa Blanca, ya sea por parte de los demócratas o por los republicanos.Bajo la nieve y con cielo gris, todos los estados mayores de los candidatos movilizan sus fuerzas para intentar ganar en New Hampshire. En realidad, después de los resultados de las dos anteriores «caucus» -elecciones para compromisarios en los estados de Iowa y Maine- la batalla secentrasólo en dos líderes para cada bando.

El último sondeo de opinión, según informa Efe, muestra que el presidente Carter lleva una notable ventaja a sus rivales demócratas en la campaña primaria de New Hampshire. El sondeo realizado, la semana pasada, fue publicado en el Sunday Boston GIobe e indica que Carter llevaba una ventaja a treinta sobre el senador Edward Kennedy. El gobernador de California, Edmund Brown, recibió el 8% de opiniones a favor.

En la parte republicana, Bush tiene un 35% de partidarios, y Reagan, el 34%.

De los 850.000 ciudadanos del estado, más de la mitad están inscritos en el registro electoral. En general el 37% vota republicano, el 33% independiente, y el 30% demócrata. La campaña electoral en New Hampshire sigue las normas tradicionales de toda contienda política, con predominio de la importancia de los medios audiovisuales, que contribuyen a fabricar o a desmoronar un personaje. Los programas de televisión y sus debates cuentan con la preferencia de los candidatos. Algunos aceptan el reto, como el caso de esta noche de los republicanos Reagan y Bush. Otros rehúyen tal fórmula, peligrosa por la imagen que pueda sacar la opinión pública. Edward Kennedy no deja de recordar que Carter, encerrado a cal y canto en la Casa Blanca, «teme un debate televisado».

Rosalyn Carter, esposa del presidente, recorre New Hampshire de arriba abajo para apoyar la reelección de su marido. Anoche participó en dos actos políticos, con escasa asistencia pública, destinados a atraer el voto de las distintas etnias que integran el estado.

"¡Hemos vencido a la URSS!"

«Hemos vencido a la Unión Soviética por 4-3», gritó Chip, veintiséis años, uno de los hijos de Rosalyn Carter, embarcado también en la campaña. La exclamación fue lo único que levantó los ánimos en la sala. Se trataba, en realidad, del resultado del partido de hockey sobre hielo entre Estados Unidos y la Unión Soviética correspondiente a los Juegos Olímpicos de Invierno que hoy concluyen en Lake Placid, a escasos kilómetros de la capital de New Hampshire.

Quizá la última victoria deportiva de Estados Unidos sobre la URSS, si Washington mantiene su boicot a los Juegos Olímpicos de Verano en Moscú. Chip continuó su discurso, el mismo que pronunció una hora antes frente a la colonia irlandesa «carteriana» explicando que su padre realiza y continuará desarrollando una política de liderazgo en todos los terrenos: relaciones exteriores, energía, economía, sociedad y cultura. Otra réplica para Kennedy, que basa parte de su campaña contra Carter tachándole de carencia de liderazgo.

Kennedy contraataca y lleva la campaña al terreno de lo económico. No le faltan datos sombríos sobre la situación económica de Estados Unidos, como recordó ayer en un acto en la ciudad de Dover. «Las previsiones en enero para la inflación anual son del 18%. No hay que esperar que sean del 20% en junio y del 30% en noviembre. ¡Hay que actuar desde ahora!», dijo Kennedy suscitando exclamaciones de júbilo entre los asistentes. Recordó su propuesta de congelar precios, salarios y beneficios para los próximos seis meses, con objeto de estabilizar la economía de Estados Unidos.

Las vedettes de la campaña recorren New Hampshire protegidas por grandes medidas de seguridad. Lo que no impide que todos sean muy ambiguos cuando tratan frente a los electores del capítulo de reglamentar la venta libre de pistolas. «Aquí todo el mundo tiene una pistola en su casa», comenta un periodista del diario local Manchester Union-Leader. Existe un proyecto de ley federal que pretende que en todo el territorio de Estados Unidos se registre, por lo menos, la venta de armas.

New Hampshire, estado montañoso, paraíso para los cazadores, se opone al control para la venta libre de armas. Ningún candidato se atreve a defender el tema por temor a perder votos. Ni siquiera el propio Edward Kennedy, quien tiene motivos muy directos -dos hermanos asesinados en plena carrera política- como para querer intentar controlar unas tradiciones, que limitan entre el ambiente histórico de los cow-boys con la tecnología del siglo XXI, investigadas en varias multinacionales de armamento entre otras, en el singular y frío estado de New Hampshire.

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