Pierre Trudeau, favorito en las elecciones canadienses
Más de quince millones de canadienses fueron llamados ayer a las urnas para un voto anticipado que debe despejar la incógnita política en que vive Canadá tras la dimisión, el pasado 13 de diciembre, del Gobierno minoritario que dirigía el conservador Joe Clark. Los centros de votos cerraron a las veinte horas, hora local (dos de la madrugada del martes, hora de Madrid), y todos los indicios daban al liberal Pierre-Elliott Trudeau como vencedor en las elecciones.
Un invierno particularmente clemente en Canadá, es decir, sin medio metro de nieve en las calles y temperaturas inferiores a los diez grados bajo cero, fue la nota más destacada de una jornada electoral sin pasión. Las calles de Montreal, en el Quebec francófono, ofrecían un aspecto cotidiano. Sin prisas ni apretujones en los centros de voto. Con ausencia total de publicidad electoral en las calles. Con colas de niños en los cines, aprovechando la jornada festiva en las escuelas, gracias al voto anticipado.«Continúen los conservadores o vuelvan los liberales, los problemas para el ciudadano seguirán siendo los mismos», comenta el taxista en el trayecto hacia la sede del Partido Nacional del Quebec. El desencanto de los canadienses por la política parece ser total. Aquí, como en Europa, las principales inquietudes las centran la crisis económica; el paro, casi el 10% en la provincia del Quebec; el precio de la gasolina, que promete seguir aumentando, y la cascada de nuevos impuestos que anuncia el próximo presupuesto público, que deberá afrontar un déficit superior a los 11.000 millones de dólares (más de 700.000 millones de pesetas).
«Un Quebec independiente, en forma de estado asociado a Canadá, contribuiría a controlar mejor las riquezas naturales y la economía del Quebec», dicen en el comité nacional del Partido del Quebec, en Montreal. Por encima de una consulta electoral nacional, los políticos del Quebec afilan ya sus armas para el gran debate que se anuncia en Canadá en junio próximo, cuando seis millones de quebequenses (con un 82% de expresión francófona) deberán pronunciarse a favor o en contra de un estado independiente del Quebec, asociado a Canadá. Se trata del destino de una «región, el Quebec, cuya extensión geográfica es superior a todos los territorios juntos de España, Francia, el Benelux y las dos Alemanias».
Siga Clark en la presidencia de Canadá o le sustituya el veterano Trudeau -como todo parece indicar-, economía y nacionalismo serán los dos temas capitales que estimularán el debate político en los 282 escaños del nuevo Parlamento nacional de Canadá.
«Tanto la posición de Trudeau como la de Clark son centralistas», dicen los directivos del Partido Nacional del Quebec. Espera que el «sí» a un Quebec independiente, que ratificaría el famoso «Vive le Quebee libre», lanzado en 1968 por el general De Gaulle, les conceda una capacidad de maniobra total, excepto en los sectores de unión monetaria, aranceles y defensa, que seguirán vinculados al Gobierno nacional de Ottawa. Así lo propone René Levesque, actual primer ministro del Gobierno regional de Quebec.
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